Después de cerca de 25 kilómetros de gastar suela, diez integrantes de las familias Batista-Robles y Valverde-Jiménez de Frailes de Desamparados, llegaron muy alegres y motivados a la basílica de Cartago.
Pese a que el Ministerio de Salud pidió a los tatas no llevar güilas a la romería, esta familia se llevó a cuatro y aseguran que su compañía les alegró el camino.
“Ellos, gracias a Dios y a la Virgencita están bien de salud, vienen para que aprendan el camino de la fe. Lo disfrutaron mucho y eso nos alegra a todos”, afirmó doña Margarita Batista, la abuelita del grupo.
Mientras descansaban en la explanada de la basílica, doña Margarita nos contó que estaban pura vida de los pies y que aunque estaban cansados tampoco era para quejarse.
“Estamos muy contentos de llegar bien, ya tenemos más de diez años de venir y siempre pedimos lo mismo, salud y trabajo. La Negrita siempre nos cumple, por eso no dejamos de venir a agradecerle”, explica doña Margarita.
Samantha y Valeria tienen siete años y aunque era la primera vez que realizaban la romería y se comportaron como las grandes porque no se quejaron nunca de la caminada y mantuvieron el paso firme.
Ellos salieron de Frailes a eso de las 6 a. m. y cinco horas después ya le habían cumplido la promesa a la Virgencita.
“Claro que cada año hay nuevas promesas, sobre todo por la bendición de la familia, por eso no se puede fallar. El otro año, si Dios quiere, estaré de nuevo haciendo la romería”, confirmó la abuelita.
A la familia le encantó ver Cartago cargado de gente, incluso caminaron junto a mucha gente de Frailes de Desamparados.
“No caminamos solos”, aseguró doña Raquel Robles, hija de doña Margarita.