EscucharLa posibilidad de sentirse cerca de Tiquicia impulsó a una familia de costarricenses para manejar 24 horas.
Fueron desde Florida hasta Nueva York para participar en la fiesta de independencia organizada por la comunidad tica que vive en Nueva Jersey.
La distancia tampoco fue impedimento para otra familia tica que fue de Ohio a Nueva York (14 horas de viaje) para navegar por el río Hudson a bordo del barco Hornblower Infinity, donde fue el pachangón.
Mil costarricenses asistieron a la celebración, que los encargados adelantaron para este sábado 10 de setiembre en la noche.
Blanca Madrigal, una de las organizadoras, contó que algunos artistas que se unieron a la fiesta lo hicieron de manera voluntaria para compartir con los compatriotas, muchos de los cuales tienen hasta 20 años de no viajar a Costa RIca.
“Tenemos cuatro años de hacerlo (el evento) y aunque la capacidad es de 1.400 personas, la redujimos a mil para que la gente tuviera más espacio para disfrutar”, explicó Blanca.
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En esta oportunidad se les pidió a los asistentes llegar vestidos de blanco para rendir tributo a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de setiembre en Estados Unidos, en su aniversario número 21.
Esa fue solo una pequeña muestra de la comunidad tica en Nueva York, que está conformada por unos 15.000.
“Este tipo de actividades les permite a los costarricenses que tienen muchos años de no viajar a su país sentirse un poco más cerca de su tierra. Ver a la gente llorando con los artistas cuando cantaron la popular ‘Playa, montaña y sol’, nos dejó con un profundo sentimiento en el corazón”, contó Blanca.
Una de las bandas que animó el ambiente fue la Chiqui chiqui, que todos los años participa sin cobrar.
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Parte de lo recaudado con la cuota de entrada (que fue de $100) se destinará a apoyar a la Fundación Manitas de Luz, que ayuda a niños indígenas en Costa Rica.
Los organizadores fueron Kenny Erickson, gerente de operaciones; los patrocinadores Tatiana Castillo, dueña de La Cueva del Coyote, y Gloria González, propietaria de Gloria’s bar y Blanca Madrigal, organizadora y anfitriona.
Ellos tiraron la casa por la ventana y dejaron a los compatriotas contando los días para la próxima pachanga, que estará tan pura vida como esta.
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