Cinco generaciones de una familia de San Pablo de Heredia chinean desde hace más de un siglo unas orquídeas guaria morada, que por tanto tiempo de estar en sus vidas, ya las consideran un miembro más de la familia.
Precisamente los jardínes de esta familia están más lindos que nunca porque en esta época del año es el pico máximo de floración de guaria morada.
Al día de hoy, no hay nadie que sepa cómo llegaron las guarias moradas al hogar de los Vindas-Hernández, pero sí tienen muy presente que fue la tatarabuelita, doña Victoria Vindas (q.d.D.g.), la que inició la muy linda tradición de darles cariño a esas orquídeas.
La tatarabuelita le enseñó a su hija, doña Delfina Hernández (la bisabuelita), a darles cariño, a estar siempre pendientes y a disfrutarlas cada mes de marzo cuando florean preciosas por casi todo un mes.
La herencia a la bisabuela Delfina fue fantástica porque ella se encargó de darles mucho amor, las guarias moradas se convirtieron en un orgullo de familia y doña Delfina no dejó nunca de chinearlas durante sus 98 años de vida.
Amorosa herencia
Varios añitos antes de fallecer, la bisabuelita le heredó el amor y la pasión por sus guarias a su hija, Ana Victoria León Hernández (la abuela), quien ahora es la principal encargada de mantener bien chineadas a las consentidas de la casa.
Nosotros visitamos a doña Ana Victoria, la abuela de esta historia (tiene 72 años), quien muy amablemente nos abrió las puertas de su casa, la cual también tiene más de cien años de haberse construido, de hecho, en su mayoría es una casa que hicieron en bajareque (una mezcla de barro y palos que fue muy usada en nuestro país para hacer las paredes de las casas a finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX).
Dentro de las primeras cosas que nos dijo fue que su hija, Sofía Lobo (la nieta de doña Delfina y bisnieta de doña Victoria), ya se llevó un hijo de orquidea para su casa de Belén, porque le era imposible vivir sin las guarias moradas de toda su vida.
“Esas orquídeas son parte de nosotros, son un miembro más de la familia, se han cuidado por más de un siglo porque calcule usted que mi mamá falleció hace dos años, a los 98, y a ella se las dio la mamá el día que se casó y tenía también ya años de tener esas guarias moradas, no sé exactamente cuántos años, pero sí, y fácil, son más de cien”, nos explica doña Ana Victoria.
Nuevos cariños
Una de las cosas que le alegra demasiado a doña Ana es que sin ella decirle nada, su hija Sofía fue quien pidió un hijito de la orquidea porque al casarse se pasó a vivir a Belén y sintió como que dejaría parte de su vida en San Pablo de Heredia si no se llevaba una guaria.
La bisabuela, doña Delfina, se encargó de pegar las guarias a unas palmeras que hay en el patio de la casa y entre ella y doña Ana Victoria, le plantaron a la par un árbol de güitite para protegerlas.
“A las guarias moradas les encanta el güitite porque la corteza es como una esponjita y por eso entrapa el agua y las mantiene fresquitas, además, les hace una muy buena sombra para que el sol no les pegue directamente y las protege del viento”, explicó doña Ana.
Otro de los motivos por los cuales la familia quiere demasiado estas guarias es por que son muy agradecidas, en los ciento y pico de años jamás han dejado de florear, cuando llega marzo ellas son puntuales, no les han importado ni los temporales, ni los tiempos de exceso de sol, ni el fenómeno del Niño o la Niña, ellas siempre muestran sus flores.
Mañosas
¿Y son muy chineadas? Le preguntamos a estas expertas.
“No. Son agradecidas, lo que sí son es mañosas, las guarias moradas son bien mañosas”, respondió doña Ana Victoria.
–¿Por qué cree que les han durado tantísimos años?
Tiene que ver mucho la mano, siempre nos han dicho que la familia tiene buena mano para las orquídeas y bueno... algo de cierto hay.
–¿Es cierto que las orquídeas son tan delicadas como una cría de chompipes?
No. Al contrario, son muy nobles, ellas con agua, viento y sol tienen”.
–¿Cómo es marzo en su casa?
“Imagínese, la familia viene constantemente a tomarse fotos con las guarias, todos saben que es el mes de nuestras guarias.
–¿Se imagina su vida sin las guarias?
No. Son parte de mi vida, parte de mí. Toda la vida he tenido estas guarias, no sé cómo es la vida sin ellas.
–¿Llegarán sus guarias a los 200 años?
Bueno, ya Fabiana (la quinta generación) tiene hijitos de la misma cepa y las quiere como las hemos querido todos en la familia y Fabi tiene 18 años, así que no dudo que sí cumplirán hasta más de 200 años.