Cuando Marita Camacho Quirós vio la luz en San Ramón, el Teatro Nacional tenía catorce años de haber sido inaugurado.
San José era “una pequeña aldea alrededor de un gran teatro”, como la llamó en 1922 el escritor español Jacinto Benavente.
El tiempo pasó y en 1962 la niña ramonense era una mujer de 58 años y esposa de Francisco J. Orlich, ganador de las elecciones de febrero de aquel año y sucesor de don Mario Echandi en el poder.
Y como el tiempo vuela, hoy doña Marita cumple 109 años rodeada del cariño de sus dos hijos Francisco y Mauricio, sus cinco nietos y cuatro bisnietos.
Doña Marita, quien acompañó a don Chico en la presidencia de 1962 a 1966 se mantiene puras tejas gracias a un estilo de vida saludable. No le puede faltar una buena siesta por las tardes, los juegos de mesa, los libros y una alimentación rica en verduras y en carnes blancas.
A doña Marita --o Mami o Tita, como le llaman en su casa-- no le gusta celebrar el cumpleaños como con mucha fiesta porque el exmandatario, quien fuera el amor de su vida, nació también un 10 de marzo. Por eso luego de que él falleció prefiere una celebración discreta.
Sus familiares acostumbran reunirse y ya sea antes o después de la fecha hacen una pequeña reunión para festejar la vida de doña Marita, a quien consideran una mujer muy dulce.
“Tengo que darle infinitas gracias a Dios por tener a mi mamá con nosotros, la verdad no pude tener una mejor mamá, no solo por la parte de la educación sino por los valores y los principios que nos inculcó a mi hermano y a mí desde pequeños. Mi papá falleció a los 6 años y desde entonces mi mamá asumió de la mejor forma nuestra crianza”, dijo Mauricio Orlich, el hijo menor de la pareja.
Doña Marita es la exprimera dama de más edad y en ese grupo se encuentran también Karen Olsen (viuda de don Pepe Figueres, gran amigo de don Chico Orlich); Margarita Penón (exesposa de Óscar Arias), Gloria Bejarano (esposa de Rafael Ángel Calderón), Lorena Clare (esposa de Miguel Ángel Rodríguez) y Josette Altmann (exposa de José María Figueres).
Entre libros y juegos de mesa
Doña Marita vive en Escazú con su hijo Mauricio y durante el día dos personas se encargan de ayudarle con sus necesidades básicas.
Cuando está en la casa se viste con una blusita y un pantalón, pero si va a salir prefiere ponerse el vestido.
“Ella se encuentra muy bien, nada más que le cuesta caminar y se moviliza en silla de ruedas y tiene un problema de audición, por lo que hay que hablarle más duro de la cuenta. A estas edades casi no le gusta salir y a veces hay que darle un empujón para que salga”, contó Mauricio.
El hijo comenta que la rutina de su mamá se inicia un poco tarde. Desayuna entre 9 y 10 de la mañana y le encanta comerse un pintico o desayuna huevos picados con tortillas y toma jugo de naranja, no toma café.
Luego del desayuno se sienta a leer el periódico y después dedica unos minutos a los juegos de mesa.
“Almuerza como a las dos y media de la tarde y no le pueden faltar las verduras, especialmente aquellas comidas de color verde como los chayotes, el brócoli, alguna ensalada o una carne blanca. Con la pancita llena, se dedica a hacer una siesta y todas las semanas la visitan sus amigas para jugar con ellas naipes u otros juegos de mesa y antes de acostarse se toma un suplemento y se dedica a ver telenovelas. Su día termina como a las nueve de la noche”, añadió.
Los hábitos saludables han sido fundamentales para que doña Marita esté tan bien.
“Mi mamá sabe que parte de la clave para vivir tanto tiempo es su buena dieta, no es de comer mucho, se alimenta con la cantidad de comida necesaria y no toma alcohol, de vez en cuando se toma media copa de vino con sus amigas.
"También le gusta leer o releer algún libro y en este momento está releyendo uno que se llama Figueres y Orlich: dos amigos y su huella en la Historia de Costa Rica, de Rocío Pérez”, destacó.
Doña Marita aún tiene algunas amigas de la política. Una de ellas es doña Karen Olsen, quien la visita a menudo y antes también conversaba con doña Marjorie de Oduber, quien falleció el 16 de abril del 2015.
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Recuerdos intactos
En la mente de doña Marita los recuerdos de su esposo están frescos.
“Mi mamá siempre tiene presente a mi papá y constantemente recuerda algunas de las cosas que él hizo cuando era presidente. A ella le gusta rememorar todas las obras que llevó a cabo en la presidencia y la casa está llena de retratos de mi papá”, dice Mauricio.
A pesar de que don Francisco Orlich falleció cuando su hijo Mauricio tenía 6 años, él lo recuerda con mucho cariño.
“Es increíble, pero a pesar de que estaba muy pequeño, tengo recuerdos muy gratos con mi papá. Recuerdo cuando íbamos a pasear a una finca que tenía en San Carlos y ambos montábamos a caballo y también lo recuerdo cuando estaba enfermo. No se me olvida su imagen sentado en un sillón, leyendo o revisando un documento”, comentó.
Doña Marita y su hijo casi no conversan de política porque tienen posiciones contrarias. Ella siempre hace alusión a don Chico sobre alguna situación en particular, diciendo cómo cree que la habría resuelto, pero pocas veces hablan de la actualidad tica.