Don Luis Castillo es una persona invidente, de 60 años, que no la ha tenido fácil. Hace tres años su vida era estar en la calle y dormir sobre cartones, hasta que un día el mismísimo presidente de la República Luis Guillermo Solís se dio cuenta de su situación y le dio una manita.
La vida de don Luis cambió para bien, porque el presi Solís le empezó a ayudar todos los meses con platita para que pudiera alquilar un cuarto y que dejara la ingrata vida de indigente.
El martes pasado, durante el traspaso de poderes, hizo hasta lo imposible por darle un gran abrazo a Solís, pero le fue imposible alcanzarlo. Quería apercollárselo, porque asegura que en los últimos tres años ha podido dormir calentito en una camita y bajo techo gracias a la ayuda del expresidente. También sentía una gran preocupación.
“Me vine para el traspaso de poderes para ver si podía darle un gran abrazo a Luis Guillermo Solís, por todo lo que me ha salvado en los últimos tres años, pero también con un gran dolor. Estar aquí es durísimo para mí, si Solís no me ayuda más, volveré a dormir sobre cartones en media calle”. Esa mezcla de sentimientos se le pegaron en el pecho a don Luis Castillo el pasado 8 de mayo en la plaza de la Democracia.
“Con Abel Pacheco yo dormí en la calle, con Óscar Arias también, con Laura Chinchilla me fue imposible salir de los cartones. Ninguno hizo nada por este ciego, a nadie le importaba nada, hasta que llegó don Luis Guillermo y me recogió de la calle.
“Yo estaba durmiendo entre cartones cerca del Teatro Nacional y él un día pasó, hace tres años, medio me regañó por estar en esa condición y me dijo que me bañara, me pusiera una ropita limpia y que lo fuera a buscar al otro día a Casa Presidencial. Para que hiciera todo eso me dio cincuenta mil colones… esa noche dormí en una cama, tenía años de no dormir en una cama”, recordó don Luis, quien a los 13 años sufrió un accidente de tránsito y a partir de ahí fue perdiendo la vista poco a poco, hasta que ahora, a sus 60 años, ya no ve nada.
Hasta cafecito le dieron.
Se catrineó lo más que pudo y al otro día se fue para Casa Presidencial con la total seguridad de que Solís lo había cuenteado y que le harían el feo cuando llegara a la caseta de vigilancia a reportarse como invitado del mismísimo presidente de Costa Rica.
“Oiga usted, me estaban esperando, a este ciego indigente, hasta que se me pone la piel de gallina cuando me acuerdo. Me pasaron, ¿y sabe que es lo que jamás olvidaré?, todos me trataron como ser humano, ese día sentí otra vez que era una persona. Me dieron hasta cafecito y el presi sacó de su bolsa plata y me dio una orden, que buscara dónde vivir y que me olvidara de la calle, me dio 100 mil colones para que buscara un cuartito.
“Yo la verdad no entendía muy bien qué estaba pasando, todo me parecía un sueño muy lindo, yo pensé que me estaba vacilando, pero salí de ahí con la platica y me conseguí dónde vivir. Ahí me lavan, me limpian el lugar y hasta me dan de comer. Es que como yo tengo una pensión de 80 mil colones entonces ahora sí puedo dedicar esa plata para comer, antes era o comer o tener techo, por eso me tocaba la calle.”, explicó.
Angustia total.
Mientras don Luis conversaba con nosotros nos pedía que por favor tiráramos ojo por si pasaba el expresi.
“Necesito abrazarlo, porque aquel día, hace tres años, en Casa Presidencial, me ordenó que tenía que volver una vez al mes por la platica, que llegara a fin de mes y que si el fin de mes caía sábado o domingo, que le llegara viernes. Nunca me falló, siempre estaba mi platica y por eso siempre pude pagar el cuartico… por eso me duele tanto que se vaya. Ahora quedo otra vez listo para la calle, yo a nadie le importo y no creo que ahora que no es presidente pueda seguirme ayudando, ahora todo cambia, ese es mi estrés, que ya siento en mi camino otra vez los cartones”, indica don Luis, que por más que la pulseó se quedó con el abrazo en espera.
Recordó también que hace como un año se le quebró el bastón especial para personas ciegas que usa para andar por todos lados y cuando Solís lo vio le preguntó por el asunto y él le dijo que no tenía para comprar otro.
Ceguera en Tiquicia |
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En nuestro país unas 250 mil personas presentan problemas de alguna deficiencia visual y casi 20 mil tienen ceguera total, esto según datos de la CCSS y la Organización Panamericana de la Salud. De las 20 mil personas ciegas, casi 340 tienen ceguera grave. |
“Otra vez nos topamos en el Teatro Nacional ese día y no fue paja, aunque usted no me lo crea, se vino caminando conmigo desde el Teatro hasta la Fischel (farmacia) que está por el correo (edificio de Correos de Costa Rica, sobre calle dos en San José centro) y me compró uno nuevo. De una vez me dijo que si se me volvía a quebrar que no me quedara callado y le comentara”, dijo muy nervioso, porque toda esa ayuda, asegura, se le perdió con el cambio de presidente.
“No sé ni para dónde agarrar, ya se acabó aquello de ir a Casa Presidencial, ya no es obligación de don Luis ayudar a este ciego, don Carlos no me conoce y lo normal es que no le importe mi situación. En estos momentos no sé qué va a pasar conmigo”, afirmó con la voz entrecortada.
Expresi Solís no lo abandonará.
A pesar de que el 8 de mayo, a eso de las tres de la tarde, ya don Luis Guillermo Solís no tenía nada que ver con la presidencia y se había ido para quién sabe dónde a disfrutar de vacaciones, luchamos por ubicarlo y contarle sobre el caso de don Luis.
Lo primero, quisimos saber si en verdad todo lo que nos dijo era cierto y de ser así que si había arreglado alguna forma para seguirle ayudando, para que no volviera a dormir en la calle entre cartones, como a él tanto le da miedo.
¡Lo encontramos! El expresi nos contestó, por medio de la que siempre fue su encargada de prensa, Stephanie González, fue poquito pero son palabras que tienen buen caldo: “El día que se realizó el acto de declaración del Teatro Nacional como símbolo nacional (el pasado lunes 5 de febrero) el presidente lo invito a un café allí mismo y le indicó que le seguirá depositando la suma con la cual le ha y le seguirá ayudando”, fue la respuesta.