A los 30 años, Andrés Ruzo ha conocido gran parte del mundo y tiene clarísimo que aún le falta explorar mucho más. Por ejemplo, aunque ha venido dos veces a Costa Rica, tiene entre sus pendientes el Rincón de la Vieja, donde hay un proyecto geotérmico, y Diquís, donde se encuentra la mayor cantidad de esferas de piedra fabricadas por nuestros antepasados.
Este peruano - nicaragüense forma parte del equipo de científicos exploradores de National Geographic desde el 2010 y desde entonces lleva sus conocimientos a los televidentes. Lo que lo trajo a Costa Rica fue otra de sus pasiones: la enseñanza y la posibilidad de inspirar a los niños para que se interesen en el medio ambiente.
"El Centro Cultural Costarricense Norteamericano y National Geographic Learning queremos inspirar a los más chicos a cuidar el planeta. Cuando lo logramos, ellos comparten su entusiasmo con sus padres y hasta los corrigen cuando ven que están haciendo un daño mientras que muchos adultos (políticos o profesionales) salen de su trabajo y se desentienden de estos temas. Eso nos permite progresar como sociedad. Es conectarlos con la magia del mundo y con su propio don de asombro", explicó el geocientífico.
Ruzo es geotérmico y creció recorriendo con sus primos las faldas del volcán Casita, en Nicaragua. Pero fue hasta que llevó su primera clase sobre el tema que lo encantó al asociar la teoría con sus recuerdos de infancia.
El joven es el conductor del programa "Misterios del inframundo", de Nat Geo, y según nos contó, solo una vez ha quedado asombrado por los sitios que ha podido visitar. Fue en Teotihuacán, México.
"Fue de los primeros episodios que grabé para el programa y fue alucinante. Nos metimos en un túnel de unos dos mil años de antigüedad que está debajo del templo de la Serpiente Emplumada. Fue increíble entrar a un túnel tan antiguo de 103 metros de longitud, donde han encontrado más de diez mil artefactos y piezas históricas y nosotros colaboramos con drones, cámaras térmicas, herramientas especializadas para explorar todo y con registros láser tomar medidas muy precisas y visualizarlos en un formato digital 3D. Una de las cosas que más me asombró es que entrando al túnel, los teotihuacanos habían pintado el techo de negro e impregnado con minerales y materiales brillosos para representar el firmamento", comentó.
Río único
Ruzo es el autor del libro "Río hirviente", que resume su experiencia en un río en las entrañas de la Amazonia peruana que, por increíble que parezca, su temperatura promedio es de 86° centígrados.
El científico conoció de este río por lo que creyó una leyenda contada por su abuelo Daniel Ruzo Zizold y se dio a la tarea de investigar años después. Desde el 2011, con la bendición de los chamanes de la zona, se ha encargado de investigar el misterio de este fenómeno natural cuya temperatura no proviene de ningún volcán.
"El trabajar en el río hirviente me ha redefinido todo lo que es la palabra 'sagrado'. Esa fuente de amor, esa conexión con lo que es la vida, es realmente asombroso. Tiene una temperatura que te mata si caes ahí, un caudal fuerte. Llega a tener más de 25 metros de ancho en su punto más ancho, casi 5 metros de profundidad en su punto más hondo", agregó.
Desde que inició su trabajo ahí no ha dejado de ir. Hace tan solo dos semanas que estuvo allá y está colaborando con sus habitantes para que el Gobierno proteja el río.
Un país ejemplar
En cuanto a las políticas medioambientales de Tiquicia dice que somos un país ejemplar por la educación y conciencia de cuidar el planeta que hemos impulsado en todos los ciudadanos.
"No comparto los extremos. Por supuesto que hay que respetar a los animales, pero también tenemos que vivir. Es encontrar el balance para no comer tanta carne y respetar a los animales", indicó el científico.
Cuanto más viaja, más se da cuenta de lo poco que conoce el mundo y lo mucho que quiere viajar. No es solo llegar a un lugar y tomarse un selfi; para él se trata de interactuar con su cultura y explorar cada rincón.
"Si pudiera pedir un deseo tipo un poder X Men, pediría tener la capacidad de tener la experiencia de todos los seres humanos en todas partes del mundo a la vez".
Peces en riesgo
"La gasificación de los mares ha provocado un fuerte impacto en los océanos. Según varios estudios realizados por organizaciones de prestigio para el 2050 va a haber más plástico en los mares que peces. Mientras que otro dice que para el 2048 todas las especies marinas que estamos usando en la pesca comercial van a agotarse. No estamos consumiendo con conciencia y eso empieza en la casa de cada uno. No puede ser que algo que usamos por 15 minutos (pajilla) pase mil años matando animales, eso debe estar prohibido", señala.