-¡Abran la puerta! ¡Es la policía!
¿Quién no se ha sobresaltado al escuchar esta frase en el noticiero de las 6:00 a.m.? Allanamientos, retenes y noticias de asesinatos por ajuste de cuentas son parte de una triste realidad diaria que viene en aumento y parece no tener freno.
Por esta razón el tema requiere meterle la mano de forma más pausada para conocer diferentes realidades que explican este problema de seguridad nacional y regional.
Marco Méndez Coto y Carlos Cascante Segura, académicos de la Escuela de Relaciones Internacionales, participaron como panelistas del programa televisión “UNA Mirada” y coincidieron en que la seguridad nacional se ve amenazada por una serie de conflictos regionales y globales que nos impactan directamente.
Según las estadísticas, estamos metidos en la región más violenta del mundo, con países vecinos que tienen tasas de homicidios comparables a países en conflictos bélicos.
El continente americano reúne 37% de los homicidios de todo el planeta, casi todos ellos ocurren en América Latina, que concentra apenas 8% de la población mundial. Según la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, El Salvador y Honduras tienen la tasa de homicidios más alta del mundo. Estados Unidos encabeza la lista entre los países desarrollados.
Narcotráfico, crimen organizado, migración y tráfico de personas son algunos de los conflictos que atraviesan el país de frontera a frontera, y en su recorrido dejan huella y arrastran a muchos consigo.
Cascante ejemplifica que el aumento en las confiscaciones de drogas no necesariamente es una cifra positiva, pues ese número es directamente proporcional a la cantidad de sustancias que logran pasar por el territorio y salir por nuestras fronteras hacia mercados internacionales sin ser detectadas.
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Hans Sequeira Cole, director de Inteligencia y seguridad, explicó que han “identificado amenazas importantes que afectan la seguridad de la región, el tráfico internacional de drogas (principalmente de cocaína) se ha incrementado, y, además, estamos recibiendo marihuana de Jamaica, de México y de Colombia para el mercado local.
Esa situación complica la lucha por territorio de ventas a nivel nacional y dispara los índices de homicidios por disputa territorial entre los grupos criminales. También se ha incrementado el tráfico internacional de cocaína principalmente a Europa por el puerto de Limón. El país está trabajando muy fuerte en contener y reprimir el tráfico”.
Los especialistas puntualizan en que la idea de vivir en la “Suiza centroamericana” achata la visión de seguridad nacional frente a las amenazas de la región.
Cascante criticó la “paradoja del tico que piensa que como vive en una sociedad donde no hay ejército, donde los cuerpos de inteligencia son débiles o muy cuestionados, eso es una garantía para su seguridad y piensa que los enormes problemas transnacionales que se dan alrededor de Costa Rica no lo van a afectar.
“Entonces vivimos con una falsa sensación de seguridad y creemos que siempre vamos a estar bien y no reflexionamos sobre los múltiples problemas transnacionales que se dan dentro del espacio geopolítico en el cual se encuentra Costa Rica”.
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Ante esta problemática, los profesores de la UNA resaltaron la necesidad que tiene el Estado costarricense de invertir en tecnología de seguridad para tener las herramientas que permitan enfrentar las modernas estrategias de tráfico que utilizan los delincuentes internacionales, ya que estas agrupaciones invierten grandes cifras de dinero en equipos sofisticados para evadir la justicia.