Aldo Vílchez Rocha dejó su amada Nicaragua y se vino para Costa Rica en busca de un mejor futuro económico en 1998, cuando tenía 25 años.
Se vino solamente con una mochila, con los bolsillos casi vacíos, un par de mudadas, muchas ilusiones y, eso sí, su amado guante de béisbol para que lo mantuviera conectado a los recuerdos de toda su vida.
En Nicaragua sus primeros años de vida se resumen fácilmente con una palabra: béisbol.
Este deporte lo practica desde que aprendió a caminar. No sabía hablar, pero ya lanzaba la pelota. Nació en Matagalpa Norte, esta casado y tiene cinco hijos.
Tanto le gustó el deporte que desde siempre lo practicó en serio y hasta llegó a jugar con uno de los equipos más poderosos de la Liga de Béisbol Profesional Nacional nicaragüense, el Indios de Boer, el cual ha sido campeón nacional en nueve ocasiones.
Duro inicio
Aldo jugó en la temporada de 1993 y celebró el subcampeonato nacional, ya que perdieron la final contra el San Fernando. Él es pitcher (lanzador).
“Nací y crecí en medio del béisbol, es mi pasión de toda la vida, se puede decir que yo nací con un guante de béisbol en la mano”, comenta.
Lo más difícil cuando le tocó venirse para Costa Rica fue olvidarse por completo del béisbol, entendía muy bien que aquí el deporte rey es el fútbol y estaba seguro que su guante de béisbol echaría moho por no usarse.
“El inicio en Costa Rica fue muy duro. Uno se viene sin nada, sin dinero, sin conocidos, sin trabajo. Me tocó muy duro, como a la mayoría de compatriotas. Lo que más me golpeaba era no practicar béisbol.
“Cuando uno ama algo siempre pasa hablando de eso que ama y fue así como un compatriota durante una reunión me preguntó ‘¿no has ido a La Sabana a ver partidos de béisbol?’. No tenía ni idea que en Costa Rica lo conocieran y fue una tremenda inyección de felicidad, mi deporte amado sí se jugaba aquí”, recordó.
Campeón nacional
Un domingo se fue para La Sabana con muchas dudas, pero logró comprobar que era cierto, sí jugaban al béisbol.
Se quedó todo el día viendo partidos y así siguió por varios fines de semana más hasta que le presentaron a don Juan Rodríguez Alburquerque, quien le dio la primera oportunidad de jugar.
“Era lo único que ocupaba, una oportunidad. Sabía muy bien que mi nivel era muy alto para el país y a partir de ahí toda la vida en Costa Rica me cambió. Conocí que había un campeonato de primera división de béisbol con equipos como la Universidad Internacional de las América (UIA), Fibrolit, Playas del Coco, en fin, para mí era como el paraíso”, reconoció.
Nunca olvidará que don Manuel Vargas Castaing le dijo que se llegara al parque de béisbol Antonio Escarré para probar suerte con la UIA, pero como él bien dijo, era demasiado bueno y de inmediato lo contrataron los universitarios como pitcher.
“El béisbol me permitió renacer y echar raíces en Costa Rica porque comencé a conocer gente muy linda, se me abrieron oportunidades laborales y renací en mi ilusión con el béisbol.
“Con la UIA fui cuatro veces campeón nacional de Costa Rica, nada más imagínense lo que eso significaba para un nicaragüense que se vino de su tierra a probar suerte. Con el béisbol me volvió la vida, la motivación, las ilusiones, los sueños. Es que yo estaba seguro que en Costa Rica no había béisbol”, explica.
Alegre narrador
Ya a los 51 años está retirado como jugador, pero como él mismo asegura, sigue, seguirá y morirá en el ambiente del béisbol.
Pasó a la etapa de director técnico y deportivo de ese deporte en Taras de Cartago y ahí logró, de la nada, consolidar a ocho equipos completamente federados, incluso de Taras salieron ya varios jugadores ticos a equipos de Nicaragua.
“Un día que fui a La Sabana, ya retirado, a ver béisbol, noté que el ambiente era muy apagado, sin alegría, y los nicaragüenses no somos así cuando disfrutamos del béisbol, al contrario, somos una verdadera fiesta. En las canchas de béisbol de La Sabana no había oportunidad de electricidad, no había servicios sanitarios, en fin, no había nada.
“Pues me convencí y busqué una pequeña planta eléctrica, un buen parlante y llegué a la semana siguiente a La Sabana a meterle bulla y alegría a los partidos, a narrarlos alegremente y bueno, como conocedor que soy, porque eso sí tiene el nicaragüense, que conoce mucho de béisbol y un narrador que no conozca rapidito lo sacan”, aseguró.
Hace cuatro años está narrando. Si usted quiere pasarla bien alegre en medio de buenos partidos de béisbol, le recomendamos que se vaya todos los domingos a las canchas de La Sabana, ahí estará don Aldo narrando de 8:30 a. m. a 4 p. m., ahí fue donde nosotros lo conocimos.