Estamos en noviembre del 2024. Desde hace varios meses, sobre todo en redes sociales, hay grupos y personas que, incluso, hacen videos asegurando que a Costa Rica le hace falta un ejército, y que se empuñen las armas.
Es más, hay grupos que hablan de golpe de Estado, de que solo con una guerra se arreglan los problemas del país. Este tema de una Costa Rica con ejército aumentó su presencia en redes sociales en los últimos meses.
¿Será cierto que nuestro país ocupa un ejército? ¿Cómo sería nuestra amada Costa Rica con fuerzas armadas?
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Solo los excombatientes de nuestras últimas batallas, la de 1948 y de 1956, son quienes, realmente, nos pueden responder y por eso los buscamos.
Empezamos con los excombatientes, quienes justo hoy, 1° de diciembre, son los invitados de honor en la conmemoración del Día Nacional de la Abolición del Ejército, en el acto oficial que se realizará en el Museo Nacional.
“El 1° de diciembre de 1948, en el cuartel Bellavista, José Figueres realizó el acto simbólico de abolición del ejército. En ese acto, Figueres hizo entrega del edificio para que se instale, de forma definitiva, el Museo Nacional de Costa Rica”, explicó el Ministerio de Cultura.
¿Necesita Costa Rica actualmente un ejército? Fue la pregunta.
Don Gonzalo Chanto, quien tiene 94 años y estuvo en la guerra de 1948 y la invasión de 1955, no lo pensó un solo segundo para responder con un rotundo “No. Tener ejército no es necesario. Para mí es imposible olvidar cuando sí tuvimos ejército en 1948 y eran muy agresivos.
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“A la hora de llegar las elecciones se metían muy fuerte para manipularlas. Costa Rica no necesita ejército jamás. Dios quiera que eso nunca suceda. Me tocó pelear contra un ejército, nosotros éramos campesinos y empuñar un arma no es nada bonito. No es bueno hablar por hablar. Gracias a Dios, las generaciones actuales no saben lo que es un arma de guerra”, aseguró el excombatiente.
¿Cómo se vive con ejército y entre batallas? Con una preocupación diaria. El ejército maltrató a mi papá, a mi tío, y a mis hermanos. Empuñé un arma para defender nuestra democracia, para que nunca más se hable de ejército aquí.
“Los que piden un ejército no saben sobre la muerte en batalla. A mi tío Jacinto lo acribillaron. Perdí amigos del alma que eran de San Marcos, de San José. Cayeron en combate. Cuando hay guerra todos sufren, se vive entre balas y muerte, es horrible.
“Por favor, nunca más un ejército en Costa Rica”, agrega don Gonzalo, quien nos atendió desde Estados Unidos donde vive, pero que este 1° de diciembre viene al homenaje en el Museo Nacional.
Doña Aurelia Cordero, excombatiente de la guerra de 1948, comentó: “Que nunca más haya armas en mi amada Costa Rica. ¡Viva la paz! Entiendo muy bien la felicidad que se siente no tener ejército, vivir en plena libertad sin disparos.
En 1948, ella sirvió llevando de aquí para allá las cosas que iban necesitando los soldados que luchaban al lado de José Figueres Ferrer contra los calderonistas (de Rafael Ángel Calderón Guardia). Doña Aurelia tiene 7 hijos, 20 nietos y 18 bisnietos.
“Quien pide ejército y los que piden guerra, no tienen idea de los que es disparar una bala contra otro ser humano. Una guerra destruye al país y a las familias. Un país en guerra no avanza. La gente no sabe lo que es convivir con la muerte en batalla, es durísimo y te marca para toda la vida”, reconoció.
Carlos Alberto Ramírez, excombatiente de 1955, tiene 93 años. “Dios nos libre de un ejército, eso no puede sucederle a Costa Rica nunca más”, responde. “Vivir en un país armado es negativo 100%. Estar en batalla es muy duro.
“Nuestro amado país puede tener muchos problemas, pero ahí vamos saliendo adelante. Un ejército significa un cuerpo armado y eso no lo quiero para mi país. Vivir con ejército aumenta el miedo a que te maten si uno no piensa como ellos”, reconoció.
Guerra del 48
El 8 de febrero de 1948 el país vivió elecciones presidenciales en las que se enfrentaron Rafael Ángel Calderón Guardia y Otilio Ulate Blanco. Ganó don Otilio, pero Calderón desconoció el triunfo asegurando que había habido fraude electoral.
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Esa bronca, y otras que se habían ido juntando desde 1940 y más atrás, fueron la chispa que hizo explotar la guerra civil. Los primeros disparos retumbaron el 12 de marzo de aquel año en las montañas de Tarrazú. La guerra del 48 la ganó el ejército de José Figueres Ferrer.
El 7 de enero de 1955 hubo aquí un intento de invasión con el objetivo de derrocar al gobierno democráticamente electo de José Figueres Ferrer por parte de las fuerzas cercanas a Rafael Ángel Calderón Guardia. Después de varias batallas Calderón no tuvo el apoyo esperado y terminó perdiendo.