¿Usted es de las personas que acostumbran compran sus quesos en los mercados municipales? Si es así, le tenemos noticias poco alentadoras sobre la calidad de este producto, uno de los más amados en la dieta de los ticos.
Una investigación realizada por el laboratorio de Salud Pública y Alimentos de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (EMV-UNA) determinó la presencia de Escherichia coli (E. coli), un indicador de contaminación fecal, así como resistencia antibiótica en quesos frescos comercializados en negocios ubicados en mercados municipales de los cantones centrales de las siete provincias del país, donde San José registró el mayor número de muestras positivas.
Lohendy Muñoz Vargas, coordinadora del laboratorio de Salud Pública de la EMV-UNA, explicó que 176 quesos se sometieron a un análisis y se identificaron 84 muestras con esta bacteria.
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“En los mercados Central y Borbón de San José se analizaron 55 muestras, de las cuales 31, es decir un 56% resultaron positivas a la E.coli, seguido de los mercados de los cantones centrales de Limón, Puntarenas y Alajuela.
”Muñoz llamó la atención que en el cien por ciento de los quesos positivos a la bacteria, se obtuvo resistencia antibiótica al menos a uno de los medicamentos probados, observándose mayor resistencia a betalactámicos como la ampicilina y cefalosporinas como la cefazolina, comúnmente usada en medicina humana”, destacó la universidad.
Carencia de higiene
La investigadora de la UNA confirmó que se aplicó un cuestionario epidemiológico en cada establecimiento incluido en el estudio, tomando como referencia las normas del Reglamento Técnico Centroamericano, con el fin de evaluar las buenas prácticas de higiene.
Se evidenció que algunos de los establecimientos que expenden quesos y productos de origen animal no cumplen a cabalidad con las buenas prácticas de higiene y manufactura, representando un riesgo para la inocuidad alimentaria de estos productos.
“Encontramos falta de etiquetado, es decir, no se podía dar trazabilidad a origen o fecha de manufactura; también contaminación cruzada con otros alimentos, pues era muy común ver que el dependiente utilizaba el mismo cuchillo y tabla, sin lavar, con el que había cortado salchichón o chorizo para rebanar un trozo de queso y dentro de los quesos muestreados hallamos bolas de masa y hasta un insecto”, señaló Muñoz.