Al menos tres colegiales se pasaron de “graciosos” y para cumplir un reto en la red social TikTok metieron disfrazado a un amigo al centro educativo en el que estudian, pero los descubrieron al poco tiempo.
El hecho ocurrió el jueves 16 de junio en la Unidad Pedagógica La Valencia, en San Rafael Abajo de Desamparados.
Un funcionario del centro educativo que pidió no revelar su nombre contó a La Teja qué pasó.
Tres alumnos de undécimo se pusieron de acuerdo con el “infiltrado”, de 14 años y que estudia en otro centro educativo, y planearon todo lo necesario para meterlo al colegio.
Unos de los jóvenes de La Valencia le prestó una camiseta para que se camuflara como un colegial más y como andaba mascarilla, la cara prácticamente no se le veía.
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Los adolescentes esperaron a que llegara el mediodía para que el guarda se fuera a almorzar y mientras lo cubría una de las conserjes, los menores se aprovecharon y metieron al estudiante de 14 años.
Una vez dentro, el infiltrado se metió a una de las aulas fingiendo ser un estudiante más, pero a los pocos minutos el profesor se percató de que algo raro pasaba y al darse cuenta de que había un extraño en el salón, lo llevó a la dirección, así que la bromita les duró poco.
Muy tranquilo
Cuando el estudiante se vio descubierto no se puso ni siquiera nervioso, actuó con toda la naturalidad del mundo y contó para qué se había metido al colegio.
Incluso mientras estaba en la dirección grabó videos, como para hacer constar que había cumplido el reto.
La situación llenó de preocupación a algunos funcionarios del centro educativo desamparadeño porque dejó en evidencia la facilidad con la que alguien ajeno a la institución logró burlar los controles de seguridad.
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Según se supo, cada vez que un estudiante ingresa se le pide enseñar un cuadernillo de comunicaciones, pero aún faltan algunos muchachos de comprarlo porque se habían agotado.
La Teja consultó este lunes en la mañana al departamento de prensa del MEP por el tema y en la tarde enviaron la respuesta de Geovanny Soto, director regional de Desamparados.
El funcionario confirmó el hecho e informó que el colegial que se metió con engaños a la institución estudia en un centro educativo en San Miguel de Desamparados.
Soto dijo que apenas se le descubrió se llamó al 911, a los papás de los menores involucrados y al profesor guía del muchacho que le prestó la camisa al infiltrado.
“La situación no pasó a más, simplemente se están aplicando ahorita los protocolos que corresponden a nivel institucional, que consisten en algún tipo de medida disciplinaria”, dijo el director regional.
En este caso no solo los estudiantes de La Valencia enfrentarían las consecuencias, sino también el de San Miguel.
Sin medir el peligro
La sicóloga María Ester Flores, experta en temas de familia, explica que es muy común que en la adolescencia los muchachos hagan cosas riesgosas sin medir las consecuencias.
“Ellos sienten una necesidad importante de probar cosas y no tienen la malicia, o la experiencia, que tenemos los adultos para saber que eso es incorrecto y podría traer consecuencias negativas. Es por eso que los papás deben estar muy pendientes de sus hijos y aconsejarlos constantemente.
“A esa edad hay mucha necesidad de sentirse aprobados y que pertenecen a un grupo, por eso es que aceptan hacer cosas que les piden; ahí es donde muchas veces se aprovechan de los menores sin que ellos entiendan que les están haciendo daño”, explicó la sicóloga.
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María Ester añadió que en esta etapa de la vida también tienen mucho que ver los valores y la formación moral que reciben los muchachos ya que de eso dependerán los límites que ellos mismos pongan a la hora de que los inciten a llevar a cabo actos indebidos.
“En este tipo de casos debe haber consecuencias porque si no, ¿cómo aprenden la lección? Los centros educativos deben marcar los límites y las consecuencias y aplicar el reglamento, si los muchachos no aprendieron límites en el hogar, deben aprenderlos en la vida”.