Costa Rica atraviesa por la peor ola de violencia de su historia y por eso es muy frecuente escuchar a muchas personas decir que el país lo que necesita es a un presidente como Nayib Bukele.
La afirmación la hacen porque el mandatario le devolvió la paz al pueblo de El Salvador de la mano de polémicas medidas que analizaremos para entender porqué en un país democrático como el nuestro un Bukele pegaría con pared (por dicha).
El 4 de febrero anterior, Bukele fue reelecto por una amplia mayoría de salvadoreños y obtuvo más de 1,6 millones de votos.
Antes de que él llegara al poder, en esa nación (al igual que en Tiquicia) no se permitían dos mandatos consecutivos del mismo presidente, pero él logró, de la mano de los jueces de lo Constitucional, cambiar la Constitución para hacerlo.
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Esos jueces, que son elegidos por la Asamblea Legislativa --en la que el partido de Bukele cuenta con mayoría-- realizaron una controvertida interpretación de la Constitución y dieron luz verde finalmente a su segunda candidatura.
Sin embargo, el tema de la reelección no es la única polémica, ya que el estado de excepción, las detenciones arbitrarias y sin los debidos procesos, las detenciones de inocentes y la megacárcel son algunas de las otras polémicas estrategias que aquí no se podrían implementar y ya veremos por qué.
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Lo que no se puede hacer
El politólogo Gustavo Araya recordó que para que Bukele se mantenga en el poder tuvo que modificar una parte importante de la conformación de la institucionalidad del país.
“Lo primero que hizo fue enviar al ejército a rodear la Asamblea Legislativa, en febrero del 2020 para presionar a los legisladores y que aprobaran un préstamo para financiar la modernización de las fuerzas de seguridad.
“Acá Bukele no podría hacerlo, porque no tiene ejército y con el antecedente que hay acá (se refiere a cuando Juan Diego Castro, siendo ministro de Seguridad, rodeó la Asamblea con la Fuerza Pública), habría un voto de censura hacia el ministro de Seguridad y se le quitaría de su puesto”, comentó Araya.
Araya agregó que Bukele también ha hecho cambios en el Poder Judicial. En el 2021, los diputados aprobaron una iniciativa del presidente que permitía despedir a los jueces y magistrados con 60 años cumplidos y retiraría a los “jueces corruptos”, lo que fue visto por la oposición como una “violación a la independencia judicial”.
“Eso en Costa Rica no puede suceder. El presidente tiene incidencia, pero no de manera directa en los nombramientos del Poder Judicial no puede quitar a su voluntad a los magistrados y si lo hace tendría el contrapeso de la Asamblea Legislativa”, agregó.
42 años tiene Nayib Bukele.
El analista destacó que en este momento, la democracia es más sólida que la de El Salvador y, afortunadamente, aún estamos lejos de tener a un Bukele en Costa Rica.
“No hace falta, porque se parece a un dictador. Lo que hace falta es alguien que se ponga de acuerdon con los demás poderes del Estado, la democracia se cura con más democracia, no necesitamos un dictador”, argumentó.
¿Megacárcel?
Otra polémica medida que le ha dado mucha popularidad a Bukele es la megacárcel, la cual ha podido llenar aunque para ello viole derechos de personas inocentes.
“Encarcerlar a miles de personas y no abrirles un juicio no se podría hacer en Costa Rica. Los jueces podrían dictar prisión preventiva, pero nada más y tendrían esas personas que llegar a juicio tarde o temprano o sino se hace una acusación en un plazo razonable, en los plazos que la ley indica quedarían libres por los jueces.
“En Costa Rica no podría haber 20 mil personas encarceladas simultáneamente sin una decisión que dicte la prisión preventiva y sin una acusación de la Fiscalía que presente la causa ante un juez para abrir formalmente el proceso. Y además, esas miles de personas tendrían derecho a un abogado defensor público o privado. Eso no se puede hacer en el país”, comentó.
Cabe recordar que El Salvador aplicó un estado de excepción desde el 27 de marzo del 2022 y que mantiene, pero en Costa Rica, para poderla aplicar se necesitarían de al menos 38 votos de los 57 posibles de los diputados. Además de que sería una medida temporal.
Ese estado de excepción es el que le ha permitido a Bukele realizar detenciones de manera arbitraria, llámese personas inocentes, activistas o defensores de derechos humanos, no solo a pandilleros, como allá mencionan.
Además, ahora también el gobierno salvadoreño abrió una línea telefónica para que las persona denuncien a los “colaboradores” de las pandillas, lo que se ha prestado para que muchos se saquen el clavo con alguien que le cae mal para que lo detengan, porque sí, eso basta para que lo priven de libertad y termine en la megacárcel, aunque en su vida hayan cometido algún delito.
Populista
El sociólogo Guillermo Acuña afirmó que en Costa Rica el tema de una figura de autoridad se ha instalado en el imaginario desde hace bastantes años.
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“Algunas encuestas revelan que a nivel de gobierno, acá hace falta una figura fuerte, pero tener una figura autoritaria son otros 100 pesos. En Costa Rica venimos saliendo del año más violento de la historia contemporánea (907 homicidios) y este año se ha confirmado los nexos entre ciertos espacios actores del poder político con otros poderes u otro tipo de actividades delictivas.
“A algunas personas pareciera no importarles, porque acá hay un presidente que dice lo que quieren escuchar y esto pesa, porque se ve un deterioro en la calidad de vida, el aumento de la violencia, el deterioro de las instituciones sociales y en El Salvador está ocurriendo algo similiar con su presidente”, confirmó.
Para Acuña, el bajar la cantidad de homicidios lo gestionó a un precio muy alto porque metió en el saco a gente que no tiene nada que ver con grupos delictivos y hay evidencias de excesos en torno al tema de la megacácel, que construyó para que puedan estar recluidos unos 40 mil presos.