Un Niñito Dios de casi cien años que es el único sobreviviente del incendio en la bodega de la parroquia de Acosta ocurrido el 14 de febrero del 2010 encontró refugio en la casa del estilista Adán Chinchilla.
El Niñito se salvó porque la guardaban en la casa cural, así nos contó el sacristán de esa época Marlon Corrales.
“Este Niñito es uno de las más hermosos que se pueden encontrar, su cara, los ojos, son de un acabado muy fino”, recordó Corrales.
Cuando el entonces párroco de Acosta, el padre Luis Alberto Herrera Zúñiga, le dio la mala nueva a la comunidad de que ese año no tendrían pasito, Adán lejos de lamentarse se puso las pilas y con esfuerzo consiguió uno nuevo.
“Desde niño salía de pastorcito y crecí junto al pasito quemado. Hasta lloré cuando no lo vi y todo mundo se puso triste y se preguntaba cómo no íbamos a tener portal, entonces me propuse reponerlo”, contó el acosteño con orgullo.
Pese a que diciembre es el mejor mes de trabajo para él como estilista, debido al montón de actividades sociales que hay en esa época, Adán sacó cuatro horas diarias de su tiempo, (de 6 a.m. a 10 a.m.) durante 15 días para recorrer todo Acosta, casa por casa y pedir una colaboración para reponer las imágenes.
Fue así como con aporte propio y de vecinos logró reunir ¢2,3 millones y comprar cerca de 15 imágenes, entre José, María, el Niñito Jesús, los reyes magos, cinco ovejas, dos camellos, el pastor, entre otros, todos de 1,50 metros de altura y los donó a la iglesia el 20 de diciembre del 2010 para salvar la Navidad de Acosta.
Altar permanente
En agradecimiento, el padre le donó la antigua imagen y para que no hubiese malos entendidos, lo hizo en plena misa, delante de todos los presentes y desde hace 11 años el estilista le hizo un altar permanente en su casa.
“Le tengo un altar a él y a la Virgen de La Auxiliadora. Soy devoto cien por ciento católico y desde hace un año que murió mi mamá, la integré al altar junto a mi padre. Es como un área de oración donde le pido a mami que me ayude a tener fuerzas para salir adelante todos los días”, comentó Chinchilla.
Adán formaba parte del coro de la iglesia para entonces y todo mundo se alegró por él y agradecieron su servicio desinteresado.
Fiel a la tradición católica, Adán ya hizo el rezo del Niño la semana anterior, con el chineado de la casa, en agradecimiento a todo lo que lo ha ayudado en su vida. La actividad la hizo virtual y se conectaron 250 personas.
Tradición muy tica
La tradición del rezo del Niño fue traída a nuestro país por los franciscanos como una forma de motivar a las personas a reflexionar sobre el nacimiento del Niño Dios y desde entonces, ha sido adoptada por las familias ticas para agradecer y compartir con familiares y amigos, aunque este año se comienza a retomar en algunos hogares luego de un año en que casi nadie hizo por el covid, se ha reducido al círculo más cercano por la pandemia.
Su origen está ligado directamente con la colocación del portal que está basado en la Biblia y la representación del nacimiento de Jesús, acompañado con la mula, el burrito, el ángel de la anunciación, los pastorcillos los reyes magos, obviamente la Sagrada familia y de ahí para abajo todo lo que la gente le quiera agregar.
“Es una costumbre propia de los católicos y no queremos quitar el portal, sin antes haber rezado solemnemente el rezo del Niño”, explicó el padre Carlos Abarca,
Hay también quienes han desarrollado su talento como rezadores y son tan gustados que desde noviembre se les empieza a llenar la agenda para enero.
“Es un periodo de 40 días, inmediatamente después de la Navidad desde el 26 de diciembre hasta el 2 de febrero, donde se meditan los misterios gozosos porque uno de ellos es el nacimiento del Niño”, explicó el padre Marcos Morales.
Puede extenderse unos días más, pero no debe pegarse con el tiempo de Cuaresma y no se puede quitar el portal, sin antes hacer el rezo.
¿Y qué debe tener un rezo del niño? Por supuesto el rezo del rosario, con algunos villancicos intercalados entre misterios, el canto de las letanías y al final siempre se acostumbra compartir desde un gallito de picadillo de arracache, bizcochos, pan casero, rompope y todo lo que puedan dependiendo de las posibilidades de los anfitriones.
“Lo ideal es hacerlo antes del 2 de febrero, celebración de la Virgen de la Candelaria, porque ese día es la presentación del Niño Jesús al templo”, explicó el padre Abarca.
El padre Marcos recuerda que cuando era niño, en su natal Aserrí, se acostumbraba invitar a la actividad con un dulce, una tanela o bizcocho, quienes lo recibían sabían que pronto sería la celebración religiosa.
“Otra tradición en torno a este tema es que el pasito no se compra, se lo deben regalar a uno para que lo tenga en la casa o al comprar casa, se compra uno para que el Niño esté en el nuevo hogar”, agregó el sacerdote Morales.