Flor Castro es una vecina de Desamparados que ve con horror, en las noticias, como hablan de homicidios todos los días.
La ola de violencia que enfrenta el país está fuera de control y ella se siente muy preocupada porque cada vez son más los muchachitos que caen en malos pasos y se meten a las bandas criminales.
“Yo tengo un hijo, de 16 años, y por eso me causa tanta preocupación el tema. Ahorita lamentablemente los adolescentes están creciendo con las redes sociales a la mano y ahí lo que ven es consumismo y más consumismo, eso hace que ellos quieran tener plata fácil y muchas veces toman malas decisiones sin pensar en las consecuencias.
“En la parte de la educación también hay un gran problema, se les está debiendo muchísimo a los jóvenes. Siento que debería haber más mano dura en los hogares de los chicos que se salen de estudiar, porque al final la falta de límites juega a favor de las organizaciones de narcotraficantes y estos hacen de las suyas. Estamos perdieron a nuestros jóvenes y al país”, dijo Flor con tono de preocupación.
LEA MÁS: Quieren endurecer castigos a funcionarios públicos que hagan tratos con narcos
Una realidad que duele en el alma
Randall Zúñiga, director del Organismo de investigación Judicial (OIJ), reveló la macabra realidad que viven los menores de edad que son fichados por las bandas criminales.
Él asistió a la Comisión de Seguridad y Narcotráfico de la Asamblea Legislativa para dar su opinión sobre un proyecto de ley que está en la corriente legislativa y que pretende aumentar las penas contra los sicarios y, además, imponer una severa sanción a quienes recluten menores de edad para matar, algo que está muy de moda.
Los miembros de grupos criminales endulzan a los muchachos ofreciéndoles dinero y una vida de lujos, los reclutan para matar asegurándoles que como son menores no irán a la cárcel ni tendrán mayores consecuencias, pero al final los muchachos terminan muertos, muchas veces a manos de sus propios “jefes”.
“Anteriormente, si una persona quería mandar a matar a alguien, lo que hacía era contratar los servicios de un tercero para que lo hiciera, pero eso ya casi no pasa.
“Hace poco tuvimos un caso de un funcionario de la República que mandó a matar a otro. No hace mucho tuvimos el caso de unos hermanos, en donde por temas de herencia, uno mandó a matar al otro a través de un tercero. También tuvimos el caso de una organización criminal en Guápiles, que se llamaba la Oficina, y daba servicios de sicariato, sin embargo, esos casos ahora son los menos”, dijo Zúñiga.
El jerarca asegura que, en la actualidad, los grupos criminales trabajan como una empresa delictiva y contratan un equipo al que le pagan mensualmente un salario. A estos “empleados” les piden lo que sea: que roben, que maten, que consigan armas, lo que necesiten.
“No es un pago directo por el que vayan a sicariar a alguien, sino que ya están dentro de una planilla ilegal y simplemente les dicen: ‘les pago un millón o dos millones al mes para que hagan lo que yo quiera’, en una de tantas les piden que maten a alguien”, destacó.
“Los descartan”
Lo más duro de esta realidad es que esos muchachitos, en la mayoría de casos, terminan en el cementerio.
“Hay que hacer algo para que los muchachos estén estudiando en lugar de estar matando personas. Hemos tenido la desgracia de ver, por así decirlo, en los diferentes homicidios, en los que los menores son gatilleros, son ellos los que van y matan a las personas y tal vez luego de tres, cuatro o cinco veces de hacerlo, más bien los matan a ellos.
“Al final esos menores de edad son totalmente descartables, el mismo grupo a veces se encarga de matarlos porque ya el menor adquiere mucho conocimiento y lo matan para que no haya evidencias y no los entreguen a la policía”, manifestó el jefe del OIJ.
LEA MÁS: Panteonero de cementerio de La Uruca asegura que ve a una niña jugar entre las tumbas
Zúñiga dice que está de acuerdo con el proyecto de ley porque quienes recluten menores para convertirlos en sicarios deben pagar, aunque reconoce que algunos detalles en el texto se pueden mejorar.
“Cuando uno ve el artículo que dice que se castigará a: ‘quien mate a otra persona por precio, pago, recompensa, promesa remuneratoria’, pues ahí ya no es necesario que diga una promesa por hacer esa actividad, porque que ya ahora los sicarios forman parte de la organización.
“Además, donde dice ‘la misma pena se impondrá a quien reclute, prepara, adoctrine, forme, instruya, promueva o capacite a personas para el sicariato’, me imagino que eso tendría que ver con un video que circuló hace unas semanas donde se ve a unos exagentes del OIJ entrenando a unos delincuentes. Ahí dice que la pena por esto sería de 20 a 35 años, pero sí me parece algo exagerada. También yo incluiría ‘conseguir los medios, la logística y todo lo que se requiera para ejecutar esa preparación de sicarios’.
Zúñiga finalizó diciendo que también piensa que la propuesta de ley debería incluir castigos para quienes se muestren con menores de edad en redes sociales, con el fin de atraer muchachos a las bandas criminales, hasta se ofreció para dar su criterio y reunirse con representantes de la Fiscalía y la Asamblea Legislativa para hacer las mejoras necesarias.