Doña Deyanira Acuña recuerda muy bien que en el 2017 estuvo a punto de perder a su familia a causa del vicio del cigarro.
Esta vecina de Tres Ríos fumaba a diario un paquete de cigarrillos y eso le provocaba constantes discusiones con su esposo e hijos.
Les contamos esta historia porque este viernes 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco y este caso demuestra que el que quiere, puede dejar ese dañino vicio.
“Yo fumaba sola, en mi casa o me escondía, luego las discusiones se intensificaron porque el consumo de la nicotina me llenaba de ira”, afirmó.
Deyanira probó el cigarro por primera vez a los 12 años y a los 16 ya compraba sus paquetes. Eso la hacía sentir importante, se creía una supermujer.
Intentó muchas veces dejar el vicio y al final lo logró, el 18 de agosto del 2017 se fumó el último cigarrillo, lo hizo tras buscar ayuda en el IAFA. Llevó un programa de 8 semanas y ella misma se fijaba las metas dentro del tratamiento.
“El día que me propuse dejar de fumar lloré mucho. Uno recurre al cigarro cuando tiene problemas, cuando tiene ansiedad y es muy difícil dejarlo, pero gracias a la decisión que tomé ahora vivo más feliz. Me siento motivada, empecé un negocio de repostería y quiero dedicarme a la costura”, expresó.
Una arma casera
Wing Ching Chan Cheng, coordinadora de las Clínicas de Cesación de Tabaco de la Caja, expresó que al año atienden cerca de 1.200 personas interesadas en dejar de fumar.
“El 90% por ciento de las personas dejan de fumar al terminar el programa, que dura 8 semanas. Y de ese porcentaje, el 73% de las personas se mantiene sin fumar, de acuerdo al seguimiento que se hace durante un año”, explicó.
La neumóloga indicó que al ser el tabaquismo una enfermedad, se mostrarán casos de reincidencia, debido a las diferentes situaciones que puede enfrentar una persona.
“Las autoridades invierten al año cerca de ¢100 mil millones en el tratamiento de enfermedades relacionadas con el tabaco. Es importante que terminemos de entender que el cigarro no se debe consumir. Por muchos años se creyó que no hacía daño, pero ya se conocen sus efectos”, agregó.
Por otro lado, Teresita Arrieta, trabajadora social del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) comentó que, de acuerdo a la última encuesta realizada en el 2015, el 10,5% de la población es fumadora.
Para Arrieta, el principal reto de las autoridades es lograr que estas cifras no aumenten, como está ocurriendo en otros países.
“Ahora, muchos recurren al uso de vaporizadores, pero estos contienen elementos que también pueden producir cáncer y otras enfermedades”, aseguró.