La vida de Adriana López es una cadena de milagros. Luego de estar cinco meses internada a causa del covid-19, la semana pasada pudo, al fin, volver a casa con su esposo y sus dos hijos.
Nani, como le dicen de cariño, todavía no puede hablar porque tiene una traqueostomía que le ayuda a respirar, apenas da pasitos y necesita ayuda hasta para ponerse la pijama porque sigue muy débil, pero con terapias y el amor de su familia espera recuperarse pronto.
A Rónald Vargas, esposo de la sobreviviente, le cuesta creer que ya terminó la pesadilla en la que dos veces estuvo a punto de perder a su compañera de vida.
“Tenerla en casa nos da paz, no puedo explicar la sensación de verla sostener en brazos a nuestro bebé Fernando que tiene solo cinco meses y de ver que nuestra hija Sara (de 6 años) llega a cada ratico a darle un beso a la mamá, eso para mí es la mayor felicidad que puedo tener.
“En dos ocasiones, los médicos del hospital Calderón Guardia me llamaron y me dijeron que ya no había nada que hacer por Nani, que las lesiones que tenía eran incompatibles con la vida y que tenía que prepararme para lo peor, solo Dios pudo sacar a mi esposa de esas situaciones y devolvérnosla. Muchos podrían pensar que los doctores son crueles al llamar a una casa para decir que una persona va a morir, pero en realidad solo son realistas y es la única forma en la que pueden enfrentar una pandemia”, dijo Rónald.
El día que la joven mamá salió del centro médico, algunos familiares cercanos llegaron a la casa a recibirle, pusieron globos en la entrada y desde afuera, a través de una ventana, la saludaron. Ese recibimiento significó mucho para Adriana.
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Muchos cuidados
Rónald dice que aunque la presencia de su amada llena la casa de alegría, los cuidados que ella necesita son de mucha responsabilidad y compromiso para sus seres queridos.
“Hay que estar pendiente de lo que ella necesita, tenemos que limpiar la endocánula (tubo de la traqueostomía) una vez al día y aspirarla unas tres veces cada día para sacar las secreciones, también hay que ponerle oxígeno, entre otras cosas.
“Por dicha puede comer de todo y poco a poco se está fortaleciendo, ya camina poquitos, eso le hace bien para el dolor de espalda que le da por la tos que le quedó por los fluidos que tiene. En las noches duerme bastante bien, a veces se despierta, pero vuelve a conciliar el sueño”, relató el joven.
7.406 personas han muerto por el coronavirus en el país.
Los esposos han tenido que adaptarse a su nueva realidad y pasan todos el tiempo posible juntos. Rónald está en teletrabajo así que puede estar en casa acompañando a Adri y ayudándola en lo que necesita mientras hace sus labores.
“Mis tardes ahora son más tranquilas, ya no dependo de una llamada de una UCI como sí lo hice varios meses, ya puedo ver a mi esposa, sentirla, la percibo cerca de mí y eso me hace sentir pleno otra vez”.
Él aprendió a leerle los labios para poder descifrar lo que ella le quiere decir y aveces también se comunican por señas.
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Paciencia
Una de las situaciones con las que está luchando la sobreviviente es con la paciencia, por ratos se siente un poco desmotivada de ver que su recuperación es lenta, pero todos en casa le dicen que lo importante es que cada día está mejor y más fuerte.
Este viernes 14 de enero, Adriana tuvo su primera cita de control, la examinaron en el hospital San Rafael de Alajuela y hasta le pusieron la primera dosis de la vacuna contra el covid-19, lo que la tiene muy contenta.
“Los médicos la encontraron bastante bien, dijeron que todas las secuelas que tiene quedarán atrás con las terapias físicas, pulmonares y de fisiatría que tiene que llevar, le pusieron cita para el 31 de enero para empezar con esas terapias”, dijo Rónald.
Nadie gana nada
Adriana le ha comentado a su esposo que no entiende por qué le tocó vivir toda esa pesadilla cuando ella ni siquiera tenía factores de riesgo y él la consuela diciéndole que, pese a todos los momentos duros, logró ganarle la batalla al virus y por eso deben estar agradecidos.
“Si hay algo que hemos aprendido es que con el covid no se gana nada, es una enfermedad que nos hace perder muchas cosas, a nosotros nos hizo perder cinco meses de alegría y paz. Este tipo de experiencias lo marcan a uno para siempre y dejan muchas enseñanzas.
“Después de haber pasado por todo eso yo no puedo entender cómo hay gente que no cree que la pandemia sea real o que no quiera vacunarse, la incertidumbre y el miedo que yo viví no se la deseo a nadie, vacúnense por favor.
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“Que dichosas esas personas a las que no les ha tocado ver a un familiar en una UCI conectado a un pulmón artificial y a otro montón de máquinas, y a las que no las han tenido que llamar para decirles que ya no hay nada que hacer por esa persona a la que tanto aman, me alegro de verdad de que no les haya pasado, pero si les llega a pasar por no vacunarse, que no digan que no se les advirtió”, expresó el joven.
Él dice que solo el amor que Adriana le tiene a su familia y Dios la sostuvieron en todos los momentos en los que su vida peligró.
Duro proceso
A Adriana le empezaron los síntomas del covid-19 el 26 de julio del año pasado, día en que estaba celebrando su cumpleaños número 32. El 5 de agosto se puso mal y tuvieron que internarla, en ese momento tenía ocho meses de embarazo.
El 6 de agosto, lo médicos vieron que el bebé estaba presentando sufrimiento fetal y le hicieron una cesárea. La condición de la joven empeoró rápidamente y ese mismo día la intubaron.
El coronavirus le causó una neumonía severa que no permitía que le llegara suficiente volumen de aire a los pulmones, por lo que había muy poca oxigenación en todo el cuerpo. Debido a eso, el 7 de agosto la conectaron a una membrana extracorporal de oxigenación (ECMO), es como un pulmón artificial que respiraba por ella.
Pese a las oraciones de sus familiares y amigos y el gran esfuerzo de la muchacha por sobrevivir, el 6 de setiembre sufrió un shock séptico debido a una fuerte infección que tenía en un pulmón. Ese día un médico llamó a Rónald y le dijo que ya no podían hacer nada por Nani, pero la esperanza nunca se apagó.
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Contra todos los pronósticos la joven logró superar la infección y el 16 de noviembre el equipo médico del Calderón Guardia fue testigo de un milagro: Adriana pudo ver y abrazar por primera vez a su hijo Fernando, entonces de tres meses y diez días.
Pese a la emoción que todos sentían, ese mismo día la paciente sufrió una hemorragia que hizo los médicos nuevamente le avisaran a Rónald que debía prepararse para la muerte de su esposa. Adri no se dio por vencida, tenía mucho por vivir y aguantó dos cirugías. Ella fue la primer paciente del país que conectada a un pulmón artificial soportó operaciones en el tórax, un milagro más.
Desde entonces, Nani ha tenido una franca recuperación y ahora más que nunca está aferrada a la vida y al amor de su esposo y dos dos angelitos, quienes son su motor de vida.
Este viernes 14 de enero, el Ministerio de Salud informó que se registraron 4.063 nuevos casos de covid-19 en el país. Además, detalló que permanecen internadas 268 personas: 206 en salón y 62 en UCI.