Desde hace 35 años, Franty Barrantes no suelta la mano de su esposa Silene Rodríguez.
Especialmente desde el 2017, cuando a ella le detectaron cáncer de mama en su pecho izquierdo. A partir de ese momento, su apoyo y acompañamiento hacia su “doñita” se volvió más fuerte.
Barrantes, de 65 años, reconoce que este proceso ha sido muy difícil y confesó que en algunos momentos se ha fracturado la relación de pareja.
"A veces ella está muy deprimida y no quiere nada con nadie, me ha dicho que seguramente no quiero estar con ella por la enfermedad. Yo lo que hago es respetarle su espacio, porque si le llevo la contraria podría haber un pleito.
"Sinceramente no me ha pasado por la mente dejarla por su enfermedad. Sabemos de otras pacientes cuyas parejas las han dejado en el proceso, pero yo no puedo hacerlo, si tenemos que irnos juntos, nos vamos juntos”, expresó.
Este vecino de El Roble de Alajuela expresó que Silene es el amor de su vida y asegura que toda esta situación le provoca muchas emociones.
“A veces siento impotencia porque estoy a la par de ella y no puedo hacer nada, a veces me pregunto qué más puedo hacer. En algunas ocasiones me meto al baño a llorar solo, para que no me vea”, contó.
Hasta hace dos años seguía trabajando como mecánico automotriz, aunque ya tenía todas las cuotas para pensionarse. Él iba a su trabajo como de costumbre, pero un día, en medio del proceso de Silene, la vio con un cuchillo en la mano, llorando y con ganas de atentar contra su vida.
“A como pude se lo quité y llorando le prometí que no la iba a dejar. Desde entonces me encargo de atenderla, de prepararle sus comidas, vemos televisión juntos, conversamos de todo y como buenos guanacastecos no nos puede faltar el plato de pinto a media tarde”, dijo.
Franty y Silene son oriundos de Santa Cruz de Guanacaste y tienen dos hijas, Nancy y Stefanie, y un nieto, Tomás de 4 añitos.
“Echo para mi saco”
Silene, de 57 años, reconoció que en muchas ocasiones se enoja pues cree que su esposo siente lástima por ella.
"Creo que nos hemos distanciado, pero es más por mi parte. A veces Fran llega a abrazarme y yo no quiero nada, es que yo siento que nada es igual. Él me dice: ‘con pecho o sin pecho yo la quiero mucho y si se lo quitan te voy a querer más’.
“Yo le pregunto a él si me dice eso por lástima, porque si es así la verdad no quiero que esté conmigo, porque a veces creo que a él le da miedo dejarme. Pero a veces, cuando veo a compañeras que los maridos las han dejado, echo para mi saco y veo la persona que tengo a mi lado”, aseguró.
Esta paciente comentó que no tiene cómo agradecerle a su marido por toda la atención y los cuidados que le brinda, sobre todo desde que llegó el cáncer a su vida.
A Silene le detectaron el tumor en marzo del 2017 y tres semanas después se lo quitaron. Recibió 4 sesiones de quimioterapia y 15 de radioterapia. Actualmente toma medicamentos y sigue en control en el hospital México.
“Tengo mis días buenos, días malos, a veces me deprimo, pero agarro fuerzas y me levanto. En las últimas citas siento que no me ha ido bien y ahorita existe la posibilidad de que me tengan que quitar el pecho. A veces siento que estoy retrocediendo y le pido a Dios que me ayude para levantarme por él, por mis hijas, por mi nieto.
"Mi esposo ha sido un apoyo incondicional, él dejó de trabajar para dedicarse a mí y debe aguantar mi mala actitud. Él me dice ‘vamos a salir de esta’ y cuando hay momentos en los que no quiero seguir, él y mis hijas me animan para salir adelante”, afirmó.
Reforzar el afecto
El sexólogo Mauro Fernández aseguró que cuando una persona es diagnosticada con cáncer, la sexualidad pasa a un segundo plano, porque la enfermedad atrae todo el foco de atención.
“Al encontrarse una persona con esta enfermedad, se presentan tres escenarios: la mujer no está en condiciones de tener relaciones, el varón siente una disminución en el deseo sexual por toda la tensión que implica el proceso y, muchas veces, la pareja se marcha”, manifestó.
Para Fernández, las muestras de afecto deben ser más evidentes y demostrar que más allá del sexo, la paciente se puede sentir apoyada, protegida.
“Las personas somos seres emocionales y el cáncer no solo afecta al cuerpo, también lo hace a nivel emocional. Las personas sentimos cariño cuando nos acarician, en las horas difíciles ese contacto corporal te refuerza”, añadió.
El sexólogo agregó que pedirle a una paciente con cáncer de mama tener relaciones sexuales es algo brusco, en cambio, si se refuerza el contacto físico con besos y caricias, una cosa podría llevar a la otra y eso traería beneficios emocionales.
“Este es un momento para consentir a la pareja, complacerla, que ella perciba el cariño”, afirmó.
Por otro lado, la sicóloga Marielos Hernández reforzó la importancia de trabajar con las pacientes el tema de la femineidad.
“Muchas mujeres se desvalorizan por tener pérdida de cabello y por quedarse sin un pecho. Los hombres sienten temor de hacerles daño y no saben cómo acercarse a ellas. En estos casos, podrían buscar ayuda para que les brinden consejos sobre cómo llegar a la intimidad si necesidad de herirse”, dijo.
Hernández destacó la necesidad de que la pareja esté presente en el procesos de la paciente, pues así juntos pueden buscar opciones para levantar el autoestima.
“Hay que reconstruir la autoestima a nivel interno, se deben buscar elementos estéticos que ayuden a mejorar la imagen de la paciente. También se debe ayudar a la persona a tener paciencia, porque el proceso de cáncer de mama en sus diferentes fases dura en promedio 5 años”, destacó.