Róger González Gómez, de 39 años, es un luchador que no se rindió ante el coronavirus. Él salió del hospital Max Peralta como todo un rey, fue despedido como los grandes ya que estuvo peleando por su vida casi cinco meses y se ganó la admiración y cariño de todos en el centro médico.
El valiente regresó a su casa este viernes, donde seguirá su recuperación, pero ahora con la compañía y los chineos de su familia.
Róger se contagió de covid-19 y llegó al hospital Max Peralta la primera semana de enero, pero su condición fue empeorando.
El virus le atacó los pulmones y le causó un síndrome de distrés severo, esto quiere decir que sus pulmones nos eran capaces de hacer el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.
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El doctor Saúl Rodríguez Sánchez, médico intensivista, dice que a Róger lo tuvieron en intubar días después de que llegó al hospital, pero eso no fue suficiente.
El especialista explicó que como no era suficiente el ventilador para hacer llegar el oxígeno necesario a todo el organismo, tuvieron que conectarlo a una máquina a la que le dicen pulmón artificial, la cual ayuda a respirar al paciente mientras los pulmones se recuperan y recobran sus capacidades.
El paciente tuvo que pasar conectado a la máquina cuatro meses y en varias ocasiones se temió por su vida, pero el pasado 10 de mayo, fue separado del pulmón artificial, después de eso le dieron terapia y rehabilitación pulmonar con un ventilador convencional para recuperar las fuerzas.
Gran angustia
Karla Brenes, pareja de Róger, contó que mientras él estuvo internado sintió muchísimo miedo de perderlo, pero nunca la abandonó la esperanza.
“Me despedí de él en dos oportunidades y cada vez que había un avance importante el personal nos los compartía. El trato y la comunicación fueron excelentes en todo momento”.
El día que le avisaron que a Róger le iban a quitar la máquina fue de mucha incertidumbre, pero también de una inmensa alegría verlo reaccionar.
“El personal de enfermería grabó esos momentos y me los compartió, algo que valoramos mucho porque no podíamos estar ahí con él. No tengo cómo pagarles, hicieron hasta lo imposible. Ahora más que nunca sé que una oración con fe es escuchada y que Róger es testimonio vivo de que sí se puede”, aseguró Karla.
El doctor Carl Fabián Macaya, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Max Peralta, dice que este paciente fue excepcional.
“En esta pandemia hemos tenido pacientes que han sido fuente de frustración, tristeza y dolor, así como hemos tenido éxitos increíbles, algunos pacientes nos han hecho sentir que el trabajo ha sido duro, parece como que la enfermedad nos ha enseñado algo importante que se llama paciencia y Róger, ha sido un caso especialmente importante, dado que después de más de 140 días, hemos logrado ver la luz”, explicó Macaya.
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El médico dijo además que el caso fue extremadamente difícil y cree que este es un caso récord a nivel nacional y hasta mundial.
“El hecho de haber estado en una Unidad de Cuidado Intensivo, prácticamente 5 meses, con todos los dispositivos posibles, que se pueden utilizar en una unidad de terapia intensiva, de soporte extracorpóreo, como ventiladores de última línea, y demás, han hecho de este caso algo único y excepcional”, agregó el doc.
La licenciada Fabiola Vega, terapeuta respiratoria, expresó que además de una experiencia enriquecedora a nivel profesional y personal, fue un caso complicado de manejar desde el punto de vista clínico.
“Prácticamente no teníamos pulmones para ventilar y oxigenar, el paciente pasó muchos días con requerimientos de parámetros muy altos sin lograr ver una mejoría. Fueron muchas las complicaciones en su estado de salud, pero no nos dejábamos afectar sicológicamente, porque es una vida.
“Como seres humanos tuvimos momentos con sentimientos encontrados de dolor, angustia, impotencia, miedo y frustración. En ocasiones la fe se debilitó, pero siempre hubo un compañero que nos motivaba e impulsaba a continuar brindándole todo y ahí nos apoyábamos para llenarnos de fortaleza y continuar con nuestro objetivo de tratar de recuperarlo”.