María Rodríguez, quien prefirió no dar su nombre real para evitar represalias, trabajó y se especializó por más de nueve años como radióloga en el Hospital San Juan de Dios. Hoy, María se une a las decenas de especialistas que han renunciado a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en los últimos meses.
“Yo decidí renunciar porque en mi especialidad hay bastante trabajo en la parte privada. Si yo sacaba mi salario por hora en la Caja, en tiempo completo, yo me lo ganaba en una mañana a la semana trabajando en privado", reveló.
“Ni siquiera se pone en tela de duda, es ridícula la diferencia. Por poner un ejemplo, en la Caja, en una hora yo me gano 8.000 colones, al día eran 64.000 colones. Eso yo me lo gano haciendo tres ultrasonidos en una mañana en lo privado".
Y así como María hay cientos de especialistas que se están sintiendo cada vez más atraídos por pasar de la Caja a lo privado.
“No es rentable, usted está perdiendo dinero cuando trabaja en la Caja", aseguró María.
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Al día de hoy, 84 especialistas han renunciando a la Caja lo que llevó a la junta directiva a declarar emergencia institucional por los próximos seis meses, previendo que las renuncias se van a mantener hasta marzo del 2025 y que podrían darse de manera indefinida.
Pero, ¿cómo se llegó hasta este punto?
Predecible
Mario Alberto Quesada, presidente del Sindicato Nacional de Médicos Especialistas, desmenuzó toda la situación.
Lo primero que hay que entender es cómo funciona el salario de un médico.
En 1982 nació la ley de Incentivos Médicos que lo que dice es que entre más tiempo pase un doctor en una institución, mayores van a ser sus incentivos y mejor el salario.
El problema vino con la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, que le puso fin a esos incentivos. Esto llevó a que los médicos que entraron a la Caja entre enero del 2019 y marzo del 2023, quedaran con sus salarios congelados por los siguientes 10 años.
A eso hay que sumarle que poco después entró a regir la Ley Marco de Empleo Público que obliga a las instituciones a dar salarios globales definitivos.
“Ahí hay casi mil especialistas que quedaron por debajo del salario global definitivo", explicó Quesada.
“Entonces lo que se está buscando es un justicia laboral. No podes tener a médicos ganando menos de la mitad que médicos que acaban de ingresar, haciendo exactamente lo mismo”, aseguró Quesada.
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Es a partir de marzo del 2023, que los especialistas comenzaron a quejarse de la situación y a pactar reuniones con la Caja, el gobierno, la Asamblea Legislativa para encontrar una solución a todo el tema.
Desde ese momento advirtieron que sino se hacían cambios, iban a darse renuncias masivas dentro del gremio, dejando la salud pública en estado crítico y si bien se hicieron las advertencias, nadie escuchó.
Mejores oportunidades
Ahora, la noticia de las renuncias masivas y de la declaratoria de emergencia podría tomar a más de uno por sorpresa, pero para los especialistas no es ninguna novedad y, por el contrario, es la clásica “crónica de una muerte anunciada”.
“Hay algo que vos decís: ‘no me suena, ¿de dónde viene la emergencia?‘, ya se sabía que iba a pasar. Se les dieron las soluciones, las firmaron en acuerdos a finales del 2023 e inicios del 2024. Entonces hay algo que no concuerda.
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“La solución existe, lo que no sabemos es si la voluntad también”, expresó Quesada, explicando que si bien llegaron a un acuerdo con la Caja para hacer reajustes técnicos, que eran la única solución al problema, la Caja los incumplió.
“Yo nunca entendí qué sucedió, parecía que no había ningún interés por entender por qué sus trabajadores estaban insatisfechos".
Muchos dentro de la Caja tienen la esperanza en que estos cientos de especialistas que ya dijeron que van a renunciar, eventualmente vuelvan a trabajar para la institución, pero la realidad en la calle es otra.
“Tendrían que igualarme el salario que tengo y no lo van a hacer“, dijo María.
Similar piensa Quesada, quien asegura que la Caja está al tanto de que “por lo menos el 43% de ellos dijeron ‘no me esperen, no quiero volver’. Estamos perdiendo a una generación de profesionales de la manera más miserable posible”.
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Platos rotos
Ahora, usted podrá pensar que toda esta situación no lo afecta, pero está muy equivocado.
Quesada le advirtió a quienes les gusta hacer loco a finales de año, que tengan mucho cuidado ya que de haber un accidente, no va a haber nadie que los atienda.
“Si me cae un coco en la cabeza, nadie me puede atender en la Caja. Si se enferman de una neumonía, no va a haber pediatras para los niños ni geriatras para los adultos mayores. En Puntarenas tres de cinco anestesiólogos renunciaron, nueve en el hospital México y hemos tenido fines de semana en los que no hay ni un solo ginecólogo.
“Y si no hay anestesiólogos, ortopedistas, neurocirujanos, adivinen qué... Nadie los puede atender”.
“Esto no es una emergencia, es un acto de aparente negligencia”, concluyó Quesada.