Juan José Romero, coordinador de la maestría en Epidemiología de la Universidad Nacional, cuenta su testimonio desde la otra acera, esa a la que pocos quieren cruzar, la de la pérdida de un ser querido a causa de covid-19.
Su objetivo sigue siendo el mismo: unirse a la lucha contra la enfermedad y que los ticos tomemos consciencia de que esta pandemia es seria y no podemos descuidarnos.
“Hoy no es un día como cualquiera. El domingo pasé de un lado al otro de la acera en cuanto a las estadísticas de la covid-19 en nuestro país… y el mundo. Despedí a uno de mis hermanos, al primero de la camada de 16 que vio el final de sus días luchando contra ese bicho-no bicho que vino a trastocar toda nuestra existencia. Me sumé al lado de las estadísticas de quienes hemos visto morir a un familiar cercano”, dice el experto.
Las sentidas palabras las dirigió a sus compañeros de la Universidad Nacional (UNA), fueron escritas apenas dos días después de que Guido, de 68 años, falleciera.
Añade que no es lo mismo verla venir que bailar con ella; “no, ¡absolutamente NO! Hasta el domingo fueron 16 hermanos que, por casi 52 años compartieron principios y valores heredados por sus padres.
“Un descuido, una simpleza, un acto de autosuficiencia, un…no sé qué, cambió por completo el rumbo de nuestras vidas como familia. Mi hermano enfermó, él no era enfermizo, todo lo contrario. Pensó, como siempre, que no era nada, se descuidó un poco.
“Cuando buscó atención, por primera vez, ya era un poco tarde; cuando por fin, no por decisión suya sino de sus hermanos fue llevado al hospital, ya era demasiado tarde. Al principio, en el hospital, había visos de esperanza, parecía que era posible ganar la lucha; luego, como suele ocurrir con esta maldita enfermedad, el virus entra a ganar la batalla: hasta que la ganó”, recordó.
Agradeció el acompañamiento y trato del personal del hospital William Allen de Turrialba y el Calderón Guardia, quienes fueron como ángeles a su lado.
“Me siento desolado, pero a la vez me concibo alegre. Mi hermano Guido era la persona más feliz del mundo, una persona buena, que a todo el mundo le caía bien, amante de la vida; igual que mi madre. Hoy, moran juntos en el cielo”, comentó Romero.
Hizo un llamado a que tratemos de evitar estar en el lado menos feliz de las estadísticas.
“Mucho se ha dicho sobre prevenir y evitar esta y muchas otras enfermedades; y buscar ayuda pronto cuando se tiene sospecha de estar enfermo. Cuidémonos a nosotros mismos, y a nuestros semejantes. La respuesta está en nosotros”, concluyó.
Romero es de los soldados que ha peleado contra el virus desde que llegó al país y se ha puesto la chema a la hora de salir en los medios de comunicación a explicar el comportamiento del covid.