La lucha en los hospitales contra la pandemia del covid-19 es agotadora y dolorosa, pues se les impide a los pacientes recibir visitas, lo cual los obliga a enfrentar solitos los miedos a morir debido a la enfermedad.
Ante esta desgarradora situación, los funcionarios de salud que los atienden han recurrido a la creatividad para que los pacientes no se sientan tan solos en estos duros momentos.
Una de esas iniciativas llenas de amor fue obra de la enfermera brasileña Lidiane Melo, quien no lograba medir los niveles de oxígeno de una paciente por lo frías que estaban sus manos a pesar de todos los esfuerzos que hizo, no pudo calentarlas, por lo que se le ocurrió amarrar dos guantes quirúrgicos llenos de agua caliente y meter la mano de la paciente entre estas y el resultado fue de inmediato.
Su acto lleno de amor y humanidad no tardó en volverse viral, debido al mensaje de esperanza que les da a los que más están sufriendo.
Lamentablemente, en un hospital el contacto con los pacientes contagiados es mínimo y se requiere de equipo de protección especial, lo que los hace sentir más vulnerables y solos, por eso, no es de sorprender la reacción de la paciente al sentir ese calor en su mano.
La Teja le consultó a la enfermera Magaly Smith, del Centro Especializado de Atención de Pacientes con covid-19 (Ceaco) qué le parecía la acción de su colega brasileña desde dos perspectivas: la del paciente y la de la profesional en salud.
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Smith sabe lo que es estar en una cama de cuidados intensivos y lo que cruza por la mente de un paciente en esos momentos, por eso al escuchar sobre la denominada “Mano de Dios”, no dudó en aplaudir a su colega.
“Es algo muy bueno, porque estar en una unidad critica de UCI y más como paciente es muy duro. Se está solo, sin nadie que te vaya a ver y eso es fatal. El sentir a alguien a tu lado, es muy importante para la recuperación de cualquier enfermedad”, explicó esta vecina de Hatillo.
Consuelo
Smith hasta reconoció que se apuntaría gustosa a replicarla la “mano de Dios” en nuestro país, porque le parece una bonita iniciativa.
“Es algo que da consuelo, alivio, porque hay que recordar que quienes mueren por covid, lo hacen totalmente solos, acompañados solo por las oraciones y palabras de aliento y paz de los médicos y enfermeras”, agregó Smith quien estuvo a punto de ser intubada durante su estancia en UCI, pero le pidió 48 horas de tiempo al médico que la atendió, para clamar en oración por un milagro, que al final le fue concedido.
Otra a la que le preguntamos sobre el tema fue a la enfermera limonense Ana Campbell, a quien la iniciativa no la tomó por sorpresa.
“Las enfermeras somos formadas para ser creativas con los recursos que tengamos a mano a fin de garantizar la salud física del paciente”, dijo Campbell.
Aseguró que es normal respetar, por ejemplo, el pudor del paciente y si en un cuarto no tiene un biombo para darle privacidad mientras lo baña, pues deba jugársela con una sábana o un paño para cubrir sus partes íntimas.
“Lo que hizo la enfermera brasileña fue como un gran gesto de amor para lograr el objetivo de brindar calor físico y a la vez calor humano”, agregó la limonense.
Melo les explicó a los medios de comunicación de Brasil que antes de llegar a la famosa “mano de Dios, primero colocó la mano de su paciente entre algodón ortopédico y una venda para tratar mejorar la circulación, luego pensó en mojarla con agua tibia, pero recordó que eso podría ser una acción contaminante hasta que se le prendió el foco con los guantes.
Como Brasil es el país latinoamericano que más mal la ha visto con el tema de la pandemia, donde incluso han llegado a morir más de cuatro mil personas en un día, por más esfuerzo humano que haga el personal de salud, no hay cómo multiplicarse para atender a todos los que lo necesitan.
Ayer Brasil contabilizaba 13.746.681 contagiados y 356.444 fallecidos por el virus.
Por eso, la carioca, no se lo pensó para replicar la medida con otros pacientes que enfrentaban la enfermedad en unidades de cuidados intensivos.
También les contó a los periodistas de su país que en una ocasión atendió a una mujer tan alterada porque iba a ser intubada, que le rogó que le tomara la mano mientras le repetía que no podía morirse porque tenía dos hijas e igual número de nietas que dependían de ella y el calorcito de los guantes, le dio la tranquilidad que necesitaba.
“Ella me dijo que parecía que le estaba tomando la mano y aunque le aclaré que no era la mía, le dije que debía pensar que era la mano de Dios, que iba a ayudarla a salir con bien de esa prueba”, finalizó Lidiane.
Y si consideramos que la variante brasileña del covid es de mayor cuidado por lo rápido que se propaga, podemos entender el porqué de las inmanejables cifras que se dan en ese país.