En el último año, uno de cinco hombres pensó en buscar ayuda de un profesional para atender cuestiones relacionadas con su salud mental y de estos, menos de la mitad logró ir a un especialista, es decir, tan solo el 10% de los hombres en Costa Rica consultaron con un especialista sobre estos temas.
Estas son las conclusiones que dejó la encuesta Actualidades 2023 de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR). Para este estudio se entrevistaron a 630 personas, todos mayores de edad, entre el 1° y el 31 de octubre del año pasado.
La encuesta arrojó que una de cada tres mujeres pensó en buscar ayuda profesional en materia de salud mental en el mismo período y de ellas, el 65,1 por ciento fue a consultar. Eso quiere decir que más del 22 % de las mujeres en el país acudieron con una persona profesional de la salud mental.
“Si bien puede decirse que los porcentajes de consulta efectiva son bajos en ambos sexos, las mujeres mostraron una mayor disposición a buscar ayuda en otras personas no necesariamente profesionales en la materia, en caso de presentar un problema de salud mental, con un 85,9 %, mientras que solo el 76,8 % de los hombres estaría dispuesto a lo mismo.
“Estos datos confirman científicamente la percepción generalizada de que a los hombres les cuesta más pedir ayuda que a las mujeres a la hora de gestionar sus emociones y enfrentar sus problemas. En este sentido, las personas entrevistadas manifestaron una gran diversidad de razones por las que no consultaron con un especialista, entre las que destacan la falta de dinero (24,8%), la inseguridad sobre el tema (14,6%) y el tiempo disponible (13,2%)”, informó la universidad.
Para Andrés Ruiz Sánchez, investigador del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UCR, los hombres muestran un mayor hermetismo a la hora de hablar de sus emociones e inquietudes ante la vida porque, de acuerdo con la masculinidad tradicional, el hombre siempre debe mostrar estabilidad emocional, cumplir con su función social de soporte y jamás mostrarse débil o vulnerable.
“Ese estigma que existe de siempre mostrarnos fuertes, siempre mostrarnos ecuánimes, siempre mostrarnos estables, nos lleva a reconocer poco nuestras emociones. Yo me aventuro a decir que la mayoría de los hombres no somos capaces de reconocer cuándo estamos tristes, cuándo tenemos una incertidumbre emocional, cuándo disfrutamos diferentes tipos de felicidad”, comentó.