Convertir el plástico en blocks y ladrillos para construir muros y casas es el nuevo proyecto en el que bretea la Asociación Planta Recicladora de Basura de Barra del Tortuguero de Pococí.

Esta iniciativa busca darle un nuevo uso a este material, que forma parte de las 60 toneladas de desechos que se recogen cada mes en promedio en la comunidad, para ser reciclados.

“El objetivo es aprovechar el plástico con otros materiales, como cemento y vidrio molido, así como el plástico de empaques de alimentos, que no se separan, para fabricar estos productos”, comentó Diana Obando, asistente de la asociación.

Desde hace un par de años, Enrique Obando, presidente de la asociación y tío de Diana, realiza investigaciones sobre el tema, con el objetivo de aprovechar al máximo los desechos.

“Él creó la asociación en el 2006 y en el 2017 comenzó a investigar, a leer y buscar nuevas formas para aprovechar los materiales que recibimos en la planta. La intención es que podamos crear productos terminados y así generar empleo y oportunidades de desarrollo para Tortuguero”, afirmó.

Construir el futuro

Diana explicó que se compró una máquina usada y con ella comenzaron a hacer las pruebas para la fabricación de los blocks y los ladrillos.

“En junio pasado detectamos que necesitamos una máquina nueva para mejorar la fuerza y la compactación de los materiales. Los block se hacen mezclando plástico separado, cemento, plástico de empaques de galletas y confituras que no se separan y vidrio molido (piezas de cerámica y de inodoros), mientras que los ladrillos son hechos en su totalidad de plástico”, añadió.

De momento se concentran más en el mejoramiento de los blocks.

“Con la máquina que tenemos podemos hacer en un solo tiro dos blocks. En ese proceso se tarda unos diez minutos y la mezcla se deposita en un molde y de ahí salen los blocks. Queremos mejorar la resistencia de cada block y por eso es importante contar con nuevo equipo y en este momento estamos valorando si compramos la máquina en el país o la importamos”, manifestó.

Le entraron bonito

Desde el 2006, la asociación se encarga de recoger y separar los desechos sólidos de las casas y negocios de la zona de Barra del Tortuguero, en la que viven unas 3.000 personas.

Anteriormente, no había un plan para el manejo de los desechos y los vecinos prácticamente debían quemar o enterrar la basura, otros la lanzaban al mar.

"La Municipalidad de Pococí no tenía la capacidad de recoger la basura y por eso se creó la asociación. Esta agrupación la conforman siete personas y poco a poco hemos ido creciendo para impactar positivamente en la comunidad. En los trece años que llevamos trabajando, hemos logrado que la gente no lance los desechos al mar, que no se tenga que quemar la basura.

“También hemos logrado generar fuentes de empleo, en la planta trabajan nueve personas y queremos elaborar un nuevo proyectos para abrir más plazas, queremos que todos los desechos se puedan reutilizar”, comentó.

La planta trabaja con materiales como plástico, vidrio, cartón, papel, cartón de huevos y latas. De las 60 toneladas de desechos, cerca de 21 no se pueden procesar y desde hace algunos años, la Municipalidad se encarga de recoger los desechos que no se pueden procesar.

“Todas las semanas, un cuadraciclo recoge los desechos. En los hoteles y otros comercios ya han entendido la importancia de separar los desechos, pero en las casas aún cuesta que la gente entienda la importancia de reciclar”, explicó.

Otras iniciativas

El material reciclado es vendido a seis compañías en San José y el dinero recibido ingresa al presupuesto, para salir adelante con los gastos propios de operación de la planta.

Actualmente trabajan procesando la fibra del coco. Se separa con el objetivo de que en la planta se puedan crear canastas que se usan en los viveros.

“El objetivo es que podamos crear productos terminados en la planta, para tener más recursos y aprovechar que tenemos los materiales a la mano", indicó.

El proyecto recibió el premio internacional Dubái a las mejores prácticas para mejorar las condiciones de vida, otorgado por la Municipalidad de Dubái, Emiratos Árabes y el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, en el 2009.