En La Teja le vamos a mostrar el rostro detrás del pisuicas.
Justo hoy 31 de octubre, fecha en que se celebra desde 1996 el Día de la Mascarada Tradicional Costarricense, presentaremos a un tico que tiene 50 años de hacer, pintar, vestir y usar la máscara del pisuicas y lo ha hecho por todo el país.
Hablamos de don Mario Ledezma Alfaro, quien tiene 72 años, es nativo del puro corazón de Heredia y su primera máscara la hizo a los 12 años, fue una calavera, semanas después hizo la segunda, el Pisuicas y a partir de ahí se “enamoró” de este personaje tan fundamental en toda mascarada.
La mascarada fue declarada símbolo nacional en el 2022.
Don Mario jamás olvidará que para sus primeras máscaras su abuelita, doña Isolina Ledezma (quien ya falleció), le ayudó haciendo la goma casera a base de almidón y él usaba papel periódico para hacerlas.
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“El Pisuicas es el que me gusta más, siempre fue así desde que lo hice por primera vez. Desde que estaba muy chiquillo me encantó ir a ver las mascaradas en Barva de Heredia porque mamá era de ahí, entonces un tío que tocaba en una cimarrona me llevaba. Para mí era toda una alegría disfrutar los festejos patronales en Barva porque había máscaras por todos lados.
“¿Sabe usted por qué comencé a hacer máscaras? Le cuento. Cuando tenía 12 años leí una nota en el periódico titulada: ‘Mascarada, una tradición que se extingue’. Desde esa edad me dije, ‘no puede ser que se extinga, voy a ponerme a hacer máscaras’ y no he parado, ya van 50 años”, comenta el también conocido como el tata del Pisuicas.
No puede faltar
Con total seguridad nos dice que “no hay mascarada sin pisuicas”, según su criterio en una verdadera mascarada no pueden faltar el Gigante, la Giganta y el Pisuicas, de hecho, confirma el herediano que ese “diabólico” personaje es uno de los que más le gusta y pide la gente.
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“De la escuela mascarera que yo vengo, la de don Carlos Salas de Barva de Heredia, hay un importante estudio de la anatomía humana para hacer máscaras realmente especiales, únicas y ajustadas al cuerpo humano.
“Un pisuicas se puede hacer de tres formas: bravo, risueño y el normal (una cara sin gestos de enojo o risa). Para esos gestos se trabaja mucho en cómo el humano cambia la cara de acuerdo a esos estados y a partir de ahí se hace la máscara”, explica el mascarero florense.
El tata del pisuicas está casado con doña María Isabel Gutiérrez y tiene dos hijos. Hasta el día de hoy nunca nadie le enseñó a hacer máscaras, aprendió solo por el amor que siempre le ha tenido a las mascaradas.
“Todo mi aprendizaje ha sido a prueba y error, siempre con mucho amor”, reconoce.
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“En la tradición de las mascaradas se han dado cambios a través del tiempo. Antes cada 100 metros los payasos le volaban fuete a las personas que disfrutaban del desfile, pero cuando la cimarrona tocaba su música los payasos, como si estuvieran embrujados, dejaban de pegarle a la gente.
“Las personas sabían que no había fuete mientras la cimarrona tocara y que cuando paraba la música comenzaban a perseguir a todo el mundo a chilillazos. Ya eso se perdió como una tradición”, recordó.
Diabluras de zacate
Don Mario, mejor dicho, el Pisuicas, nos recordó una “diablura” que hacía con sus amigos cuando era jovencillo.
Resulta que en muchas zonas de Heredia había grandes cafetales, él y sus compitas se escondían en esos cafetales, por la noche, y esperaban a la gente con una máscara de calavera con una manta blanca y le pegaban tremendos sustos. No niega que disfrutaban demasiado asustando a la gente.
¿Cómo está de salud el pisuicas a los 72 años? “Superbién, como un chiquillo de 15 años, no se preocupe que hay pisuicas para rato”, nos responde.
Si usted quiere que uno de los pisiucas más experimentados del país le llegue a su fiesta, boda, baile de 15 años, entre otros y le monten un buen espectáculo, llame a la “Mascarada Los Pisuicas” al teléfono 8891-7699. Eso sí, póngale bonito porque se viene el cierre de año y la agenda se llena.
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Nació en Cartago
El Ministerio de Cultura explica que, de acuerdo a la investigación que hizo la antropóloga Giselle Chang Vargas en el 2007, en un trabajo hecho por la Dirección de Patrimonio Cultura del propio Ministerio de Cultura, el origen de la mascarada en el Valle Central es desde tiempos de la colonia
“Fue en La Puebla de Cartago -barrio de indios, pardos, negros y mulatos-, donde nació la práctica de los mantudos, en una de las fiestas agostinas en honor a la Virgen de Los Ángeles”, confirma la investigación.
“En este oficio tradicional del Valle Central se reconoce como pionero a Rafael ‘Lito’ Valerín, nativo de Cartago, quien elaboró una serie de personajes populares que fueron bailados por los jóvenes cartagineses en los albores del siglo XX”, detalla Cultura.