De acuerdo al Registro Civil, hasta el 30 de junio pasado en el país se habían realizado 13.299 matrimonios y 6.802 divorcios.
Estos datos son muy fríos e impactantes porque evidencian que los divorcios siguen a la orden del día en nuestro país. Hablamos que se firmaron casi 38 divorcios por día, o sea, cada hora y media en nuestro país, en el primer semestre del año, un matrimonio terminó su relación con firma en documentos de divorcio oficiales.
Parecía que este 2022 sería un año diferente para los divorcios, porque en enero sólo se firmaron 830, el número más bajo desde el 2019, lo mismo pasó en febrero, solo hubo 506 divorcios, otra vez, la cifra más baja para un febrero desde el 2019.
Sin embargo, llegó marzo y todo cambió totalmente porque hubo 1.646 divorcios; en abril hubo 1.211; en mayo, 1.497 y en junio, 1.112. Con este subonazo de divorcios entre marzo y junio, la cantidad de divorcios con respecto a matrimonios es un poco más del doble.
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La sicóloga especializada en familia, María Ester Flores, nos ayudó a entender un poco mejor por qué los divorcios van de a 1,5 cada hora en Tiquicia.
“La razón número uno, según la historia, de los años 1970 para acá, es el avance en las luchas de las mujeres por la igualdad de género. Se comenzaron a acabar los matrimonios en los cuales el hombre decidía todo: cuántos hijos iban a tener, qué tenía que hacer la mujer, si podía estudiar o no, en fin, se inició el proceso de la mujer como tomadora de decisiones y hubo fuertes avances como el derecho al voto, al trabajo”.
“Al incorporarse la mujer al trabajo, y otros factores, cambiaron aquel matrimonio tradicional en el cual solo se sabía que la mujer casada debía saber solo limpiar bien la casa, saber cocinar, cuidar al esposo y a los hijos. Se preparaba a la mujer para estar al servicio del hombre. La sociedad ya cambió porque la mujer comenzó a tener dinero, autonomía y cortó así los lazos de dominio del hombre”, explica la sicóloga.
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Ante esta nueva forma de verse y actuar la mujer, explica la experta, el hombre no lo comprende bien al inicio y no lo acepta, por eso, la mujer toma la decisión de separarse de esa pareja y continuar de forma independiente.
“Algo que también afecta son las tortas, aquellas parejas que se casan muy jóvenes o solo porque hay un embarazo el cual no es deseado y se siente una obligación de casarse y así se brinca el proceso del Ciclo Vital Familiar: conocerse, coqueteo, noviazgo, compromiso, matrimonio, matrimonio con hijos pequeños y luego matrimonio con hijos más grandes”.
“Son etapas que se deben vivir como pareja para lograr la construcción de una familia que debe darse desde la terapia familiar, pero cuando se brincan el coqueteo que es conocerse más detalladamente, para ver cómo es mi familia y su familia, se brincan todo y pasan directo a la cuarta etapa que es matrimonio con hijos pequeños y ese arranque es con papás muy inmaduros y no hay posibilidad de tener estabilidad de pareja”, reconoce la sicóloga de familia.
Otra de las causas, según la sicóloga de familia, se da en familias en las cuales los papás se dedican a la crianza de los hijos y cuando ya éstos están grandes, uno de los dos esposos, o los dos, decide concretar sueños que archivó por sus hijos y la pareja considera que está cambiando, que ya no es aquella con la que se casó porque decidió estudiar, se hizo vegetariana, por ejemplo y el esposo no se pudo acomodar a eso.