La mayoría de ticos son tamaleros, sin embargo, el golpazo que le dio la pandemia a los bolsillos hará que muchos no puedan gozar de este delicioso platillo esta Navidad.
La Teja conversó con don José Fallas, propietario de la tamalera Mi Familia, en Aserrí, quien nos contó cómo ha sido este atípico año para el negocio, pues la gente ha tenido otras prioridades antes que darse un gustito como un tamalito.
“Al inicio tuvimos que cerrar un tiempo por las restricciones del Ministerio de Salud para el comercio. También donar algunos tamales y de paso ayudar a muchas familias con necesidad y otros venderlos a 200 colones la piña con tal de no perderlos”, explicó Fallas.
Reconoció que las ventas han bajado bastante en comparación con el año pasado y tuvo que despedir a algunos empleados porque ya no podía sostenerlos.
Por eso, como una estrategia para sacar adelante el negocio y no tener que tocar a más empleados, don José ideó hacer un tamal diferente, al que denominó económico.
Ese tamalito económico mantiene el sabor y la calidad de la masa que los ha caracterizado todos estos años, pero viene con menos ingredientes para que sea sostenible, un pedacito más pequeño de carne, zanahoria y arroz, solamente.
“Esos salían a ¢500 la piña hasta hace 15 días, que comenzaron a subir el precio de todos los ingredientes y tocó subirle 100 colones”, explicó el empresario tamalero.
El tradicional viene con buena carnita, vainicas, chile dulce, arroz y zanahoria y sale a ¢900 la piña.
Otra estrategia fue expandir su alcance y alquilar espacios en Alajuela y Cartago para llegar a más público.
Repunte
Conforme fueron pasando los meses, la cosa mejoró porque a partir de octubre, la venta de tamalitos aumentó.
“Le agradezco a Dios por cada cliente que me compra porque no solo se beneficia mi familia, sino varias personas que trabajan conmigo. No he dejado de pagarles, no estamos abriendo todos los días. A mí lo que me daba mucho miedo es que no se trabajara del todo y que en este diciembre no se vendiera nada. La gente está controlando este tipo de gastos”, dijo Fallas.
Algunas tamaleras han trabajado solo un día a la semana, lo que refleja la baja.
Esta es la recta final de la temporada navideña, de aquí hasta el 24 de diciembre es el repunte más alto y por eso han tratado de convencer a la gente de que los sigan apoyando.
“En algún momento en este proceso tuvimos que reinventarnos e hicimos dos cosas distintas, como nos dedicamos a trabajar con el maíz nos preguntamos qué podíamos vender y cómo lo hacíamos y empezamos a vender tortillas con queso, chorreadas, pinto con tortilla con queso, entre otros y el servicio exprés, que no teníamos. Eso nos permitió mantener ocupados a los empleados y ayudó a mantenernos”, reveló el empresario.
Recordó que hace un año podían hacer unas 1.500 piñas diarias y a veces se quedaban cortos y ahora a lo sumo están sacando unas 900 piñas, tiene el cuarto frío con un montón de tamales y esperando en Dios que se le vendan.
Para que se haga una idea de lo golpeadas que están las tamaleras, en diciembre de otros años era común pasar carreras para conseguir personal, dada la alta demanda, mientras que este año ha llegado gente a pedirle brete, algunos con experiencia en tamaleras y otros que nunca han trabajado en una.
Bien cuidados
Con lo complicado que está todo, aseguró que no se podía dar el lujo de que le cerraran la fábrica por el contagio de algún empleado con covid-19, por eso desde el principio, incluso antes de que exigieran usar mascarilla, él no permitía que nadie pasara del portón de entrada sin una puesta.
“Coloqué más lavamanos, jabón para que se estuvieran lavando las manos y gracias a esos cuidados no hemos tenido ningún contagio hasta el día de hoy. Incluso, una práctica común para estas épocas es que el personal terminara de trabajar en una tamalera y fuera a otra a reforzar, para hacer más platica, yo este año les prohibí hacerlo porque sé que el control que yo tengo, no lo tienen en otro lado y no me podía jugar el chance”, explicó.
Solo el día a día irá mostrando los resultados de este año a los tamaleros.