Entre tanta oferta, promoción y corre-corre para comprar a buen precio, en el centro de San José nos topamos a una colachita que estaba motivando a la gente a entrar a comprar a una tienda de ropa americana. Ella estaba muy feliz, entre globos y animando a la gente.
Conversamos con ella un par de minutos, porque tenía que ponerle bonito al trabajo. Debajo del traje de colachita y la cara pintada estaba Kimberly Marchena, vecina de Alajuelita, quien no dejó de tener una sonrisa este Viernes Negro.
“Es que el Viernes Negro rescató a mi payasita Burbujita Kim. Antes de la pandemia trabajaba a tiempo completo como payasita, pero por el covid-19 todo se vino abajo y tuve que guardar a la payasita, no salía nada de trabajo.
“En medio de la pandemia, como hay que comer, hice de todo: vendí empanadas, hice rifas, vendí perfumes, lo que fuera, cualquier camarón (trabajo temporal) que me apareciera lo hacía. El 2020 y el 2021 fueron años muy duros para mi familia, demasiado”, nos contó.
Conforme se fue acercando el Viernes Negro de este 2022, y ya con la gente en las calles, Kimberly, con mucha fe, sacó de la caja todos los trajes de la payasita Burbujita Kim, esperando que la gente la llamara para las fiestas de sus hijos y las empresas, o para promoción de sus marcas.
“Comencé a sentir que ya había un mejor ambiente para regresar como payasita. No tengo mucho de haber regresado y, gracias a Dios, ya tengo trabajito aquí (en Zona Americana). Vea usted lo grande que es Dios.
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“El Viernes Negro calentó tan bien que todo el fin de semana estoy ocupada y todos los fines de semana de noviembre y diciembre estaré ocupada. Por dicha la gente se está animando a comprar, porque así nos ayudan a todos”, comentó.
Se acabaron los casi 5 minutos de conversación porque la colachita tenía que continuar con su trabajo, volvió la música y la infladera de bombas en medio de la alegría de un Viernes Negro josefino muy movido.