Se ven inofensivas, llamativas, muy atractivas y bulliciosas.

Hoy en día es normal ir donde el chino a comprar algo y ver cerca de la caja una maquinita tragamonedas, que con su música seduce a muchos a jugar y probar suerte.

Pero lo que usted no sabe es que esas máquinas son causantes de ludopatía (adicción a los juegos de azar y las apuestas), enfermedad que comúnmente se asoció a los casinos, pero que en realidad tiene muchos desencadenantes, como estos aparatos, que ahora se encuentran en pulpes, abastecedores y prácticamente en cualquier comercio. Sin olvidar los centros de juego que están ubicados principalmente cerca de las paradas de buses.

Las más conocidas son las de pinball, donde el jugador debe introducir la bola en unos agujeros y gana de acuerdo a la bandera del país y de la apuesta que haga. Estas, además, tienen un premio acumulado.

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Juego peligroso

La Teja tuvo acceso a una sesión de Jugadores Anónimos, una agrupación sin fines de lucro que atiende a personas que sufren de ludopatía. Allí confirmamos que las maquinitas tragamonedas, los tiempos, chances y la lotería lideran los principales vicios del tico por el juego.

Mauricio, un jugador anónimo, se introdujo en este mundo “como un vacilón”, apostando primero cien colones.

Sabía que si le iba más o menos duplicaba lo invertido, si le iba bien se ganaba ¢1.000 o el acumulado que puede llegar a ¢5 mil. La apuesta se puede aumentar a ¢900 y se ganaba ¢27 mil. Todo sonaba muy bonito, por eso fue que Mauricio terminó apostando hasta la plata de los recibos y del alquiler, porque cuando se pierde, se sigue jugando con la esperanza de “recuperar”.

"Yo gastaba mi plata y luego empecé a gastar también la del trabajo. Luego venían las mentiras, llegué a decir que me asaltaron o que me había estrellado. Uno se hace un experto en mentir, pero todo cae por su propio peso, siempre cae uno”, indicó Mauricio.

Juan, uno de los coordinadores de Jugadores Anónimos (JA), asegura que el problema con las tragamonedas es serio.

Para dejar en claro la gravedad del asunto, nos contó que ellos trataron con una persona viciosa de las maquinitas, quien padecía diabetes. El problema fue que por no dejar de jugar dejó pasar las horas que le tocaba inyectarse insulina.

La cosa se agravó tanto que tuvieron que cortarle la pierna, pero la ludopatía siguió a tal punto que terminó vendiendo la prótesis que le dio el INS para seguir jugando. Hoy, esta persona ya falleció.

También conocieron a un hombre que se defecaba en sus pantalones por no ir al baño, ya que no podía apartarse de la maquinita, a esos extremos llega la obsesión.

Es por esto que esta organización hizo un llamado a las autoridades a tomar cartas en el asunto, ya que muchos niños y jóvenes tienen fácil acceso a estos juegos.

Tony, otro de los coordinadores de JA, indicó que las maquinitas son para los ludópatas como la piedra de crack para los adictos a las drogas.

“Tienen mucha injerencia en los jugadores compulsivos tanto por su atractivo de sonido como por el visual. Aceleran el proceso de tocar fondo si la persona aún no ha llegado a niveles críticos”, indicó.

Estira y encoge

Marcelo Solano, director de incidencia política de la Unión de Gobiernos Locales, comentó que un grupo de empresarios orientales se ha agarrado de que la ley de juegos tiene casi 100 años de antigüedad y está desfasada, para así poder instalar maquinitas por todo lado.

Los empresarios chinos aseguran que no son juegos de azar, mientras que las autoridades municipales sostienen que sí lo son.

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“Son de azar porque el jugador pierde la capacidad de ganar o no el premio, está fuera de la técnica, lo determina el azar. Esto a diferencia de las máquinas que se sacan peluches, que sí dependen de la habilidad de la persona”, dijo Solano.

El funcionario destacó que la Municipalidad de San José valora la posibilidad de presentar en los próximos meses un proyecto de ley que impida la importación de estas máquinas y sus refacciones, y que solo puedan ingresar al país con una disposición especial que determine en cuál casino se colocarán.

Solano recalcó que los locales que “desvirtúen” el uso permitido de su patente colocando maquinitas de este tipo se exponen sanciones o cierres.

La Teja intentó conocer la versión de algún vocero de la comunidad china; sin embargo, no fue posible.