El Rey León, la película animada de Disney cuya nueva versión se exhibe desde el 18 de julio está rica en enseñanzas y es recomendada para la formación de los niños.
El filme, cuya primera versión se estrenó hace 25 años, se desarrolla en la sabana africana. De ella escapa Simba, el león heredero al trono, que huye a causa de la muerte de su padre Mufasa y la corona queda en manos de su tío Scar.
Con el paso de los años, Simba vuelve a su tierra junto a sus amigos Timón y Pumba para recuperar el reino y restablecer el orden en un lugar donde hay escasez de comida.
El sitio catholic.link destaca algunas virtudes de la trama que no se deben dejar de lado. En La Teja conversamos con un par de expertas quienes, en su criterio, la película muestra valores como la solidaridad, la lucha por la paz, el trabajo en equipo y la unión familiar, que no deben perderse nunca y que invitan a transmitirlos a las nuevas generaciones.
La historia, como en la vida misma, tiene pruebas que se superan y se llega a un final feliz.... es el ciclo sin fin de la existencia del ser humano.
Una lucha por el amor
Para la sicóloga María Ester Flores la cinta, basada en la obra Hamlet, del autor inglés William Shakespeare refleja cómo los diferentes personajes se respetan a pesar de sus diferencias e intentan vivir en comunidad.
Además, pese a que los protagonistas son animales, en la historia se ponen en práctica situaciones de la vida real, como la lucha del bien contra el mal.
"No podemos encontrar la paz si no conocemos la adversidad, Scar aparece como un reto para poner en marcha las capacidades emocionales de Simba. Scar cumple con su rol en la historia: es ambicioso, quiere dominar aplastando a los demás y así hay gente en todos los campos de la sociedad.
“La vida nos enfrenta a esos miedos y adversidades para tener una madurez. Simba tuvo que pasar por la prueba para crecer y aprendió de una experiencia negativa. Supo levantarse del caos”, expresó.
Flores destacó que la solidaridad es otro de los puntos positivos de esta película.
“Timón y Pumba dejaron de lado el estigma de que Simba era un depredador y cuidaron de él. Ellos le enseñaron a ser bueno y cuando Nala lo encuentra, Simba se va a cuidar de su manada, de todo el lugar que le pertenece”, afirmó.
Para la sicóloga, el Rey León es una trama que refleja que es posible salir adelante, pese a una pérdida dolorosa.
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“Me pareció una película muy linda, pues pese al dolor Simba logra recuperarse. Tampoco podemos olvidar el amor, cuando Simba crece es inevitable que se enamore de Nala y se muestra un amor dulce, tierno. Él como macho valora mucho a su pareja, la cuida y le da el lugar que se merece”, añadió.
Reforzar valores
La también sicóloga y motivadora Natalia Solano manifestó que el filme es una oportunidad para reforzar en la familia los buenos valores.
“Es importante que los niños tengan un criterio propio sobre la historia. Que ellos determinen si Mufasa era un buen rey, que opinen sobre lo que hizo Scar. Más allá de darles el sermón es darles el chance de que reflexionen sobre la película, que cuenten con cuál personaje se identificaron”, recomienda.
Esta experta destacó algunos valores como la protección de los intereses colectivos, la lealtad y la unión familiar.
“Mufasa fue un verdadero líder porque se preocupó en dar y no en qué recibir. Por otro lado, se mostró que pese a los momentos de dificultad se podía confiar en alguien. Y con respecto a la unión familiar, puedo destacar el papel de las leonas cuando Simba vuelve y debe enfrentarse a Scar”.
Además, en la cinta se muestra a Mufasa como un padre preocupado y quien corrige con respeto y el valor de la paz, que se refleja en toda la trama.
“Acá se destaca el autoconocimiento: si no sabemos quiénes somos, abandonaremos nuestras misiones en la vida y nos dejaremos llevar por las circunstancias. Simba descubrió quién era y decidió afrontar su pasado, mientras que Scar no sabía quién sería si no se convertía en rey”, afirmó.
Para Solano, todos los valores que se transmiten en la película no se deben perder.
“Últimamente le damos más valor a lo material o me preocupo únicamente por mi bienestar, me desintereso de lo que les suceda a los demás. Los adultos debemos analizar en dónde estamos enfocando nuestras energías y cuáles son los valores que estamos transmitiendo a nuestros hijos”, reflexionó.