El quijongo, un instrumento musical inventado en Guanacaste, llora este 19 de diciembre la muerte de uno de sus padres, don Eulalio Guadamuz Guadamuz, mejor conocido como don Lalo, quien nació en 1926 en Bagaces, Guanacaste.
Don Lalo, descanse tranquilo, su herencia seguirá viva por muchísimos años y prueba de ello es Yaisa Obando Lawson, quien tiene 13 años y aprendió a tocar el quijongo en la escuela León Cortés Castro de Corralillo de Nicoya, gracias al profesor de música nicoyano, Deiby Rojas.
“El quijongo seguirá vivo, nosotros los jóvenes guanacastecos que lo sabemos tocar nos vamos a encargar de cuidar la herencia, don Lalo puede descansar tranquilo. El quijongo es un instrumento muy bonito, transmite mucha energía a través de las personas.
“Cuando uno toca el quijongo se relaja. Se puede tocar cuando se está triste o feliz. Me encanta tanto que hasta inventé una canción que se llama “En Guanacaste”, es una canción 100% tocada en quijongo”, explica Yaisa quien estaba muy dolida por la muerte de don Lalo a quien no conoció en persona, pero sí aprendió de él gracia a videos. Ahora ella estudia en el CTP de Corralillo.
“Lamentamos comunicar el fallecimiento de Eulalio Guadamuz Guadamuz, conocido como Lalo.
“Premio Nacional de Cultura Popular Tradicional en el año 2014, don Lalo entregó su vida a la música, desde muy temprana edad incursionó en el quijongo guanacasteco, aprendiendo en las haciendas ganaderas, se desempeñó como marimbista en el ensamble de marimbas Alma Llanera en la posición de los bajos y como músico de la Filarmónica de Bagaces por los años 50′s, donde ejecutaba la tuba.
“Despedimos a un hombre que a sus 97 años seguía deseoso de transmitir todo ese conocimiento cultural que poseía, un hombre alegre, dicharachero.
“Aquí te recordaremos, y haremos nuestro mayor esfuerzo para siempre tenerte presente, “No se muere quién se va, sino quién se olvida”, y una vida dedicada a la labor cultural como lo hiciste, no es fácil de olvidar, muchas gracias por todo ese conocimiento y apoyo que siempre nos diste, despido a un colega músico, un portador de cultura y un amigo”, lamenta profundamente la municipalidad de Bagaces.
“El quijongo es un instrumento musical de herencia africana, posiblemente llegó con los primeros africanos durante la conquista. Se compone de una vara de árbol de guácimo ternero, un alambre que funciona como cuerda, una jícara que es el resonador, un pulsador (palito de madera) y, en algunos casos, se usa una caja de resonancia.
“Sobre la ejecución y construcción, los músicos no solo saben ejecutarlo, sino también construirlo. Antes se usaba como cuerda una tira de cuero o un bejuco (liana), pero con el tiempo los músicos buscaron otros materiales más resistentes, siendo el alambre de llanta el mejor que encontraron”, explica explica la antropóloga Adriana Méndez González, guanacasteca de la pura cepa y estudiosa del tema.
Artista puro
Sobre don Lalo, el ministerio de Cultura dice: “En su vida ha desempeñado distintos oficios que han marcado su forma de pensar, ha sido sabanero de las haciendas ganaderas y esta experiencia le ha permitido comprender el valor del trabajo y de los alimentos.
“También se caracterizan por sus creaciones artísticas e inspiración en la composición de canciones, dentro de las que se encuentran parranderas y boleros y el recuerdo de canciones que utilizaban los sabaneros durante las faenas de trabajo, cortejo y hasta para comunicar un mensaje importante en la comunidad. En su trayectoria como músico en los años 70, perteneció a la Filarmónica Municipal en la cual tocaba las tumbas”, explica Cultura.
Don Lalo deja una profunda huella por sus conocimientos en la elaboración y ejecución de los quijongos (instrumento musical) porque él es una de las pocas personas que hay en la comunidad que fabrica e interpreta este instrumento.
“Explica don Lalo que él empezó a tocar el quijongo a la edad de 14 años en la hacienda “Ciruelas” instruido por don Mauricio Sotela quien era un quijonguero de esa época. Es en este sentido, la importancia de transmitir las bases de este conocimiento a los jóvenes estudiantes quienes conocieron sobre el oficio y el arte del músico tradicional.
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“Él ha enseñado las bases para la fabricación del quijongo a estudiantes del Liceo de Bagaces en el Talleres Artístico-Culturales con Personas Portadoras de Tradición realizado por el ministerio de Cultura. Esta transferencia del conocimiento incluye desde la selección de la vara del árbol de guácimo ternedero, el lijado y la horma de la misma para poder montar el alambre y la jícara que le dan el sonido característico en cada melodía en cada canción. Cabe mencionar que don Lalo además de quijonguero, también es marimbero, fabrica marimbas de jícara y de bambú”, reconoce Cultura.
Muy feliz
Nosotros en La Teja conversamos con él para una nota que se publicó en marzo del año pasado.
“Yo trabajaba haciendo de todo en las haciendas de aquí en Bagaces. Entonces en las noches, como había tanto tiempo libre, me dedicaba a tocar quijongo. Aprendí a hacerlo al quedar muy lleno de curiosidad cuando lo vi por primera vez, en una hacienda a donde llegó a trabajar Máximo Sotela, a mis 14 años.
“No solo aprendí a construirlo, sino que también a ejecutarlo, a dedicarle horas todos los días para tocarlo. Cuando lo toco siento un gran orgullo, me encanta tocar música folclórica y alegrar a la gente.
“Estoy muy feliz porque se están dando clases, porque ya hay niños tocándolo, la herencia del quijongo jamás debe desaparecer. Tuve miedo de que se perdiera, pero ahora veo que tiene buena salud, lo están cuidando y vienen nuevas generaciones que lo aman como yo, eso me tiene muy contento”, nos dijo el maestro desde Llanos de Cortés en Bagaces.