La aparición de un puma, quien se paseó por los patios de algunas casas en Tibás la mañana del domingo, no debe ser vista como algo curioso o meramente anecdótico.
El peligro caminó por este cantón josefino. Un niño, un adulto o un viejito pudieron haber estado cara a cara con el felino.
Dicen los expertos que ante el contacto con las personas el animal silvestre siempre va a huir, pero cuando se siente acorralado atacará. El peligro de un encuentro de estos siempre va a estar latente, tanto para el animal como para el humano.
En esta emergencia dominical el protagonista fue un puma, pero pudo haber sido cualquier otro tipo de animal silvestre, ya que ellos más bien son víctimas y no victimarios.
Los animales están saliendo de sus zonas naturales hacia las urbanas por varias razones, como puede ser la búsqueda de comida o la intensa invasión de los seres humanos a sus tierras. El calentamiento global, con sus serias consecuencias, es otra explicación.
Las incursiones de elefantes en poblados de la India hoy son, desgraciadamente, comunes, así como la llegada de hambrientos osos polares a comunidades en el Ártico, por citar solo dos casos.
Por eso, ojalá que la aparición de este puma en Tibás, el cuál era silvestre, es decir, no se escapó de ninguna jaula, haya sido casualidad, pero por lo que está ocurriendo en otras regiones del mundo creo que volveremos a tener emergencias similares y debemos estar preparados para que evitar posibles tragedias, lograr que no se pierda ninguna vida humana pero tampoco que los animales queden convertidos en trofeos, en especial cuando existe gran cantidad de especies en peligro de desaparecer.