Don Henry Arroyo Núñez desde hace más de treinta años es agricultor. Cultiva fresas. Cuando su hijo, Abelardo Arroyo Vargas, nació hace 22 años, sabía que le enseñaría el noble oficio de la agricultura porque de eso vive la familia.
Abelardo creció aprendiendo cómo hacer que el pedacito de tierra que tienen en Patio de Agua de Coronado, la mejor cosecha de fresas. Desde muy chiquillo aprendió el teje y maneje de la agricultura gracias a don Henry.
El tata lo hizo tan bien que Abelardo se enamoró de la tierra, del campo, de los cultivos. Cuando le tocó decidir qué estudiar estaba convencido que debía ser algo que le permitiera estar cerca de su amada agricultura y por eso ingresó a la Universidad Nacional (UNA) a estudiar Ingeniería en Agronomía.El hijo de don Henry salió bien bueno para las duras labores del campo y también para los estudios. Actualmente tiene un promedio de 9,29 y por eso la UNA le dará este 21 de octubre un reconocimiento por ser “Estudiante Modelo Universitario”, junto a otros 204 jóvenes de todo el país que se distinguen académicamente.
Es bien fácil conocer a Abelardo, solamente debe irse los fines de semana a las ferias del agricultor de Zapote (domingo) y Plaza Víquez (sábados), que es donde, con el tata, le ponen bonito a la venta de las fresas que con orgullo chinean.
“Por estos tiempos la crisis climática y políticas mundiales, como el conflicto entre Rusia y Ucrania, complican cada día más la agricultura. Cada mes, cada semana, lo que uno ocupa para sembrar sube mucho de precio.
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“Actualmente nos está golpeando mucho las enfermedades que afectan las raíces de los cultivos de fresa y nos bajan el rendimiento, por eso, para ver cómo ayudo en mi hogar y a los agricultores del país, mi tesis de licenciatura va en ese camino: identificar lo que enferma los cultivos para atacarlos y evitar que en el campo perdamos tantas cosechas por las enfermedades”, explica Abelardo, quien reconoce que de cada mil plantas de fresa que siembran, solo terminan cosechándose unas 300.
Abelardo está cargado de objetivos nuevos para que la agricultura mejore y sea más eficiente. Lo suyo es la agricultura 4.0, eso es una agricultura que ayudada por las nuevas tecnologías logra aprovechar al máximo cada centímetro de tierra cultivado.
“Tenemos que entender que la función de la agronomía no es solo generar dinero, sino también calidad de vida”, comenta el hijo de doña Alexandra Vargas Marín. Tiene dos hermanos mayores, uno que es licenciado en Administración de Empresas con Énfasis Contable y la del medio que es licenciada en Diseño Publicitario.
Grandes historias
La UNA realizó conferencia de prensa este 20 de octubre, en el Colegio de Periodistas, en la cual presentó a otros siete estudiantes distinguidos académicamente y que por eso se ganan el título de “Modelos Universitarios”.
Ruth Rojas Brenes, estudia Pedagogía con énfasis en Didáctica, tiene un promedio de 9,71 y está segura que con empatía y esfuerzo se puede impactar positivamente en la vida de las personas. Está trabajando en una tesis que encenderá algunas luces para que el arte inunde los colegios rurales.
Elber Hernández Rivera, estudia Gestión Empresaria del Turismo Sostenible, tiene un promedio de 9,19 y se destaca por ser un apasionado voluntario en todo proyecto que sea para limpiar la basura de nuestro planeta. Nació sin una mano, pero eso jamás lo detuvo en sus objetivos.
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Danny Paco Guevara estudia Ingeniería de Sistemas de Información. Es de Chacarita de Puntarenas. Fue el primero de su familia en entrar a la universidad, después de sacar su bachillerato por madurez. Su promedio de notas es de 9,36.
Carol Calderón Canales tiene un promedio de 9,87 en la carrera de Administración. Estudia en la sede regional Huetar Norte y Caribe, campus Sarapiquí. Con el teatro busca llevar mensajes positivos a las comunidades.
Francis Valverde Bermúdez, estudiante de Pedagogía con énfasis en Diversidad en los Procesos Educativos, tiene un promedio de 10 y junto con una compañera fundó el Centro Alternativo para el Aprendizaje, en Brasilito de Santa Cruz, Guanacaste.
Sergio Cambronero Alvarado estudia Promoción de la Salud Física, tiene promedio de 8,80 y se ha destacado a nivel universitario nacional y centroamericano como un campeón de karate, de hecho, es parte de la selección nacional de ese deporte.
Fabiana López Cortés tiene un promedio de 9,69 en la carrera de Pedagogía I y II Ciclos. Vive en un terrenito que tienen sus abuelos en Quebrada Grande de Liberia y todos los días camina 7 kilómetros para agarrar el bus que la deja en la sede de Liberia de la UNA.
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“En total se distinguen 204 muchachos de todas las sedes de la UNA que no solo se distinguen por sus notas sino por ser estudiantiles y sociales a seguir. Es un renacimiento a esa entrega de cada uno que los hace únicos”, explica Alejandra Gamboa, vicerrectora de Vida Estudiantil de la UNA, quien confirma que la universidad tiene un poquito más de 16 mil estudiantes.