Doña Lorena Jiménez Castro es una cafetalera de Aserrí. Se metió de cabeza en este mundo hace seis años y jamás imaginó que el cafecito que ella con tanto amor produce llegaría a las manos del papa Francisco.
El pasado domingo 26 de mayo el papa Francisco recibió a la ministra de Educación Anna Katharina Müller Castro, quien asistió al Encuentro Internacional del Sentido, que se llevó a cabo en Roma y Ciudad del Vaticano entre el 21 y el 23 de mayo, promovido por Scholas Occurrentes y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF).
Como parte de la actividad estaba en agenda que los líderes de la educación saludaran al papa Francisco y fue en ese momento que la ministra le dio un paquete con cuatro bolsas de café de la zona de Los Santos. El ministro de educación de Honduras le regaló al papa una camiseta de la selección de fútbol.
Una de las bolsitas de yodo tiene una etiqueta que lo identifica perfectamente ya que dice “Mi café. Con manos de mujer. Lorena Jiménez Castro”.
Ese es el cafecito que bien podría ya estar tomando el papa en estos momentos, sobre todo porque siempre ha dejado claro que el mejor café del mundo es el de Costa Rica.
“Cuando vi la foto del papa recibiendo mi cafecito me puse a llorar, no lo podía creer, es más, sigo sin creerlo. Ha sido una felicidad total, algo increíble. Jamás imaginé cuando comencé a sembrar café hace seis años, ahogada por la depresión, que mi cafecito llegaría a las manos de mi querido papa Francisco.
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Café chineado
“Le puedo contar con mucho orgullo que el papa va a tomar un café muy especial, un café muy chineado y hecho con amor. Yo curé el terreno donde se sembró ese café con mis manos y mi sudor, sembré las semillas, lo aboné, lo cuidé 24 horas y hasta me tocó cogerlo.
“En verdad que es un café salido de estas manos de mujer orgullosa”, nos contó doña Lorena un poquito a la carrera porque estaba volando machete porque sigue sacando adelante su terrenito.
Doña Lorena se llena de tremenda alegría porque nos dice que está completamente segura que el papa Francisco ya oró por quienes produjeron todos los cafés ticos que le llevaron el fin de semana pasado.
“Soy católica, nada más imagínese como me siento de alegre. Este cafecito en manos del papa Francisco la verdad me llega en un momento muy importante de mi vida. El año pasado por el clima perdí más de la mitad de mi cosecha, me fue muy mal, demasiado mal.
“No le voy a negar que incluso pensé en dejar todo tirado porque fue una crisis tremenda que todavía me golpea, sin embargo, me acordé que hace seis años comencé en esto del café en medio de una gran depresión y que este año pasé tres meses con depresión por toda la situación, entonces me motivé solita y eché para adelante. Ahora el papa Francisco me está renovando las esperanzas, me he llenado de sueños, metas porque sé que el papa me acompañará”, asegura la agricultora.
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Cuando le preguntamos por su etapa de cafetalera nos dice: “Soy una enamorada del café, llevo el café en mis venas y tengo mucho que agradecerle porque el café me dio vida, me inyectó de alegrías y motivos para echar para adelante, el café me quitó la depresión y me quitó hasta las enfermedades, por eso soy feliz sembrándolo y chinéandolo”.
Si usted quiere colaborar con esta pulseadora comprándole yodito, llámela al 8367-6589. Es un café sembrado en Cedral de Aserrí, a 1.700 metros sobre el nivel del mar. Ella siembra tres variedades: catuaí, caturra y geisha.
Pinta mejor
Otro par de manos de mujer ayudaron a que el cafecito sembrado por doña Lorena llegara hasta el Vaticano y son las de doña Gabriela Chavarría, quien también es de la región de Los Santos. Ella en Tarbaca tiene un restaurante que se llama Los antojos de mi abuelo y ahí también vende el Café con manos de mujer de doña Lorena.
“La ministra llevó cuatro marcas de café de la región de Los Santos. Usted no sabe lo alegre y orgullosa que me sentí cuando vi la foto del papa recibiendo el cafecito de doña Lorena. Ella es demasiado trabajadora y un ejemplo a seguir”, reconoció doña Gabriela.
La pequeña productora de Aserrí nos contó que todo pinta mejor para la cosecha de este año, el clima se está poniendo la camiseta ayudando a que las matas estén bien cargaditas.
“Me siendo muy ilusionada con la cosecha que se viene, sé que me irá bien, uno tiene que superar los malos momentos y eso haré, solo que ahora tendré la ayuda del papa Francisco”, dice llena de fe y alegría doña Lore.