El orgullo y fervor patrio ¿están en peligro de extinción? Pues nos tiramos a la calle para encontrar alguna respuesta, pero estas no nos dejaron nada alegres; al contrario, la visita que hicimos al centro de San José nos puso a responder la pregunta con un sonoro sí.
Vamos por partes; lo primero, es que este tema nace porque al comparar aquel orgullo patrio de un mexicano por su comida, de un colombiano por su café, de un guatemalteco por su indianidad, nos pusimos a pensar qué es lo que nos hace sentir realmente orgullosos de ser ticos.
Hablamos de un orgullo que provoque enojo y defensa con argumentos sólidos si alguien nos critica, por ejemplo, la comida criolla o el cafecito del que tanto nos enorgullecemos por ser nuestro grano de oro, o bien, nuestra música folclórica.
En cualquier reunión familiar, de la gran mayoría de hogares ticos en el país, ojo que aclaramos dentro de nuestro país, si un italiano, por ejemplo, critica nuestro café, es posible que ninguno de los ticos presentes se enoje, tampoco si un ruso critica nuestra comida.
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¿Le ha dicho usted a un colombiano que el ajiaco es feo? ¿Le ha dicho a un mexicano que la música ranchera es horrible? Posiblemente, lo que siga es una defensa fuerte de ese colombiano o mexicano por lo suyo, por lo que considera lo identifica y lo hace sentirse orgulloso de su tierra.
Entonces, ¿qué nos pasa a los ticos que aquí viene cualquiera y nos critica nuestros más profundos valores y hasta símbolos patrios y nadie se enoja y le discute?
Solo cuatro preguntas, que consideramos de conocimiento básico para el tico, hicimos en el puro corazón Chepe, en el parque Central.
¿Quién escribió la letra de nuestro Himno Nacional? La Independencia de Costa Rica fue en 18… ¿Dónde queda el Monumento Nacional? Tenemos 19 símbolos nacionales ¿se sabe al menos tres?
Sencillitas, cuestiones básicas que aprendemos desde la escuela, nos las refuerzan en el colegio y que la vida se encarga de que no se nos olviden. Al menos eso creemos. La pequeña encuesta que hicimos a 10 ticos en el parque Central nos dejó grandes dudas.
Una sola persona nos respondió con seguridad “José María Zeledón”. Ninguno de los consultados nos dijo 1821. Lo máximo fue un puro batazo a paguitos de polaco hasta que llegaron a 1821 de panzazo.
“Allá arriba. Allá por el hospital Calderón Guardia”. Esa fue la respuesta que más dijeron cuando preguntamos dónde quedaba el Monumento Nacional. Sí hubo una persona que nos dijo que, frente a la biblioteca Nacional, pero nadie nos dijo con categoría y claridad que el Monumento Nacional queda en el Parque Nacional.
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Nos dejó muy alegres que la gran mayoría nos respondió al menos tres símbolos nacionales. La Carreta, el venado Cola Blanca, la Bandera y el Himno Nacional los dijeron casi siempre. Fue una luz de esperanza.
Patriotismo de un día
El historiador, exdirector de Cátedra Historia de las Instituciones de Costa Rica en la Universidad de Costa Rica, actual presidente del Consejo de la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia y político nacional, Vladimir de la Cruz, nos responde con un robusto, contundente y doloroso sí la gran pregunta del título de esta nota: El orgullo y fervor patrio ¿están en peligro de extinción?
“Se han venido desvalorizando las tradiciones y los aspectos culturales del país. Las decisiones desde los padres de la patria (los diputados) de trasladar las celebraciones patrias, como el 11 de abril, contribuyen a un debilitamiento de nuestras tradiciones.
“Costa Rica no ha consolidado una cultura gastronómica, no hay una masificación de la cultura caribeña limonense o guanacasteca más allá de en Limón y Guanacaste, si eso no se cultiva, se va perdiendo, desconociendo”, nos explica.
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El historiador nos recuera que, incluso, en las celebraciones de las escuelas y colegios, hay celebraciones patrias que terminan con un almuerzo de comidas rápidas, ya no se sirve un orgulloso gallopinto o una olla de carne. No pasa en los centros educativos y no pasa en las casas.
“Siendo profesor, yo en ocasiones llevaba a mis estudiantes al mercado Central para que se comieran una olla de carne. Eso es solo un granito de arena, pero de algo sirve para que los jóvenes conozcan lo nuestro.
“Las escuelas están fallando mucho, también los encargados de la cultura y los medios de comunicación. No puede ser posible que ya ni celebraciones patrias, como la batalla de Santa Rosa o la batalla de Sardinal, sean recordadas en los medios. Hay muchos culpables”, reconoce con dolor don Vladimir.
También le incomoda al educador que nuestro sentimiento patrio y el amor a lo tico solo sale a flote el 15 de setiembre, nada más, volviendo el patriotismo un asunto exprés, desechable. “El orgullo y fervor patrio están en peligro de extinción, porque usted no puede querer, aprender a amar o defender lo que no conoce, lo que no le enseñan”, asegura de la Cruz.
¿Hay esperanza?
La folclorista acosteña, María Mayela Padilla, quien es escritora, compositora, cantautora y costumbrista costarricense, ganadora del Premio Nacional de Patrimonio Cultural Emilia Prieto 2015, mantiene una buena luz de esperanza sobre las nuevas generaciones.
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“Una parte de las nuevas generaciones está perdiendo el amor patrio, el amor por ser tico, por toda nuestra idiosincrasia. Eso se debe a la gran influencia extranjera, a las redes sociales, a toda la aculturación que hay en los medios de comunicación que bombardean sobre otras culturas.
“Sí hay una parte de jóvenes que sí conservan ese amor patrio. Son jóvenes que les gusta estar en grupos de danza folclórica, estudiantes de escuela y colegio que cantan nuestras canciones patrias más representativas. He estado en actividades y organizaciones de festivales en donde resaltan esos jóvenes”, comenta María Mayela.
Un dato dentro de esa alegre esperanza en los jóvenes que nos transmite la folclorista, es que el domingo pasado la Banda Municipal de Acosta, integrada por jóvenes, le hizo un homenaje interpretando una de sus canciones más conocidas, “Pájaro carpintero”, un tema netamente costarricense, que resalta nuestros valores patrios, folclor e idiosincrasia, algo que la hace sentirse muy orgullosa.
Al igual que María Mayela, Dayana Morales, antropóloga y arqueóloga de la Dirección de Patrimonio Cultural e Inmaterial del Ministerio de Cultura, prefiere encender la antorcha de la esperanza.
“La preocupación por la pérdida de identidad no es algo nuevo, es constante en el tiempo. Siempre se ve esa preocupación en la juventud y siempre hay nuevos retos. Es importante la transferencia generacional de lo que somos, porque tenemos muchos bombardeos externos. Vivimos una época de mucho contacto con formas de vivir extranjeras.
“En Costa Rica tenemos una gran riqueza a nivel nacional, cantonal, regional y provincial, en la conservación de nuestros elementos patrióticos, en lo cultural. Las nuevas generaciones entienden la diversidad cultural que compartimos y cultivan la identidad de un patrimonio en común”, explica la antropóloga.
Para la arqueóloga se está haciendo un buen trabajo porque “sí se ha sabido mantener viva la llamita” del folclor, de la cultura, del orgullo patrio.
“Hoy más que nunca las generaciones gozan de recursos muy valiosos para promover, registrar, experimentar y resguardar su cultura. No existió una época en la cual se tenga más conocimiento de lo nuestro que ahora y los puntos culturales que nos unen nos hacen sentir muy ticos”, aseguró.
Volvemos a apagar esa luz de esperanza cuando conversamos con el músico, compositor, escritor y folclorista guanacatesco Eduardo “Balo” Gómez, quien con su grupo Los de la Bajura ha producido más de 30 discos y su música, folclórica guanacasteca, ha cruzado las fronteras ticas.
“Esto no es de ahorita, es desde hace mucho tiempo. La pérdida del sentimientro patrio tiene responsables grandes, como las autoridades nacionales y la prensa, disculpe que te meta en el saco pero, por ejemplo, hace poquito vi que la Municipalidad de San José estaba promocionando las catrinas, una cultura completamente mexicana.
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“Hablo también de mi Guanacaste amado, en un tope de caballistas, aquí en Guanacaste, y lo que se escucha es música mexicana. Me decía un amigo que nunca en su vida escuchó más música mexicana que en Costa Rica. Solo somos costarricenses en setiembre y solo somos guanacastecos en julio. Yo soy guanacasteco todo el año, vivo orgulloso de serlo todo el año”, manifiesta con dolor.