Humberto Rodríguez Montoya fue el agente del Organismo de Investigación Judicial de San Carlos que tuvo a cargo las investigaciones del accidente de tránsito que conmocionó al pequeño pueblo de Aguas Zarcas, el 27 de enero de 1985.
"Fue un asunto bastante triste, recuerdo que muchas personas llegaron al lugar", indicó el investigador ya pensionado.
Los jóvenes Lucrecia Gómez Arce de 17 años, Elvis Céspedes Barrantes de 22, Enélcido Marín Araya de 24, Eliomar Arrieta Alfaro de 24 y Lilliana Aguilar Barquero de 14, venían en sentido Ciudad Quesada - Aguas Zarcas en un vehículo estilo Jeep.
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"Venían ocho en un solo carro de un balneario y al llegar al puente ubicado después de La Marina de San Carlos, perdieron el control del carro. Imaginamos que como el puente es tan angosto, venía un carro muy grande y el conductor (Eliomar) se asustó y giró el carro hacia la derecha, con tan mala suerte que se fueron al fondo de la quebrada La Ceiba", dijo el exoficial.
Ese puente es tan estrecho que si va pasando un camión o un tráiler, se convierte en un solo carril.
"El muchacho se desvió al lado derecho del puente, que por la poca altura que tenía era para que hubiesen salido con algunos golpes, pero nada trágico. Sin embargo, donde el carro se volcó cayó sobre una piedrota que los recibió abajo del puente y les provocó lesiones en la cabeza tan graves que ya conocemos el triste desenlace. También sufrieron algunas fracturas. Ahí aún se mantiene esa piedra", recordó Rodríguez.
En el sitio solo debieron levantar el cuerpo de Lucre, quien murió de inmediato.
"Recuerdo que rápidamente el puente se fue llenando de gente que llegó a corroborar lo que los rumores contaban", comentó el exagente.
"No pudimos determinar si fue un exceso de velocidad o si venían bajo los efectos del alcohol, por eso creemos que se trató de una mala maniobra que se hizo para evitar un choque frontal. Todos los papeles del carro estaban al día", afirmó.
Rodríguez recuerda que fue un día muy triste en la comunidad sancarleña.
"Eran muchachos muy conocidos, de muy buenas familias de Aguas Zarcas. La gente lloraba, sollozaba. Yo como visitaba para ese tiempo Veracruz de Pital, viví el entierro de las cinco personas" concluyó el investigador.
Al final se dictó sobreseimiento definitivo, esto quiere decir que se cierra la investigación porque el chofer murió y eso dio fin al proceso.