Un día mágico vivió Antonella Agüero cuando hace unos días conoció la casa de Hello Kitty en Costa Rica. Un lugar lleno de fantasía, mucho color y alegría, tal y como vive en el día a día este icónico personaje japonés.
Tea House se ubica en el centro de Heredia y abrió sus puertas el primero de julio pasado.
Antonella descubrió Tea House por redes sociales y de una le pidió a su mamá, Iris Ortiz, que la llevara a conocerlo y vivir la experiencia de compartir con la gatita más tierna del mundo.
“Desde que estaba más pequeña, cuando tenía 7 años, veía las fábulas y desde entonces colecciono peluches, accesorios y hasta tengo cobijas.
“Me parece que es un personaje muy tierno y necesitaba venir para vivir la experiencia y cuando vi el lugar me encantó, tiene una decoracíon única, es hermoso, tiene mucho rosa, muchos elementos relacionados con Hello Kitty y me encantó”; dijo esta estudiantes de octavo año.
Para los fiebres, visitar Tea House es entrar a un universo nuevo. En la entrada hay figuras de gran tamaño, con la que los visitantes pueden tomarse una foto para recordar la visita y en las paredes hay elementos distintivos de Hello Kitty.
Además, en la cafetería hay un espacio en donde se venden artículos alusivos a la felina, como jarras, libretas, llaveros, pantuflas, adornos y mucho más.
Una experiencia
Así como Antonella, decenas de niños y adultos han visitado este lugar que se especializa en crear bebidas naturales y platillos originales, a muy buenos precios.
Casi todos los clientes llegan bien identificados con ropa de Hello Kitty, llevan sus peluches, diademas, sus celulares van personalizados con estuches de este personaje y hasta bolsos y pulseras.
Amy Cheng es la dueña de Tea House y abrió este negocio para cumplir un sueño de niña, pues es amante de la gatita creada en 1964 y de todo su universo rosa.
“Desde que era niña me gustaba Hello Kitty y antes de la pandemia ya había pensado en construir un lugar para ella, porque sé que hay restaurantes temáticos, pero en otras partes del mundo y muchas veces la gente no puede conocerlos porque no tienen los recursos.
“Siempre había pensado en crear un lugar bonito, pero que no sea tan caro, para que la gente venga en familia o con los amigos a disfrutar de una experiencia única y desde que abrimos han venido muchas personas de Limón o Guanacaste, que sienten que han cumplido un sueño”, destacó.
Cheng recordó que Kitty la acompañó durante su infancia y por eso quiso crear un espacio para los fiebres de este personaje, para que se sientan felices, realizados y compartiendo entre ellos.
“La pandemia hizo una pausa en el proyecto, pero entonces aproveché el tiempo para irme a mi país (China) y aprender sobre las técnicas de preparación de los té y cómo los adaptaba con las frutas que consumimos en Costa Rica.
Horario: Tea House abre de lunes a sábado, de 9 a.m. a 7 p.m. y los domingos de 9 a.m. a 6 p.m. Se puede pagar en efectivo, sinpe móvil o tarjeta.
“Y en enero de este año conseguí el local y poco a poco le fui llegando a la idea de lo que quería. Que hubieran figuras, que haya mucho color y el lugar se vea alegre, que refleje una vibra positiva”, comentó.
La especialidad de Tea House son los té que se toman con tapiocas (bolitas de sabores como se dice en Tiquicia), así como los batidos.
Además, ofrecen repostería oriental como mochis (un pastelito japonés), para mantener el sello de la gatita y hay platillos como alitas con papas, crepas y taquitos de queso o taquitos primavera, que son como tacos chinos.
Los batidos cuestan entre ¢1.600 y ¢1.850; las cremas ¢3.200 y las palomitas de pollo con papas ¢2.950. Las bebidas tienen nombres de personajes de fábulas y animé, como Bob Esponga, Kung Fu Panda y de Metsuko, para que sea más fácil a los clientes identificarlas.
Sueños
Amy reconoce que debe mejorar algunas cosas, como la aclimatación del local, pues cuando hay mucha gente, el aire acondicionado no se siente.
“Han habido muy buenos comentarios y otras personas me piden que hasta haga el local más grande, pero no quiero perder la esencia del negocio, que es crear un rincón para que la gente la pase bien y sé que debo mejorar algunas cosas, pero voy poco a poco.
“Un día un señor vino casi al cierre, llegó con un niña y me dijo que tuvo que venir corriendo, porque le daba miedo que cerrara y venía de largo y eso me hace sentirme feliz, porque al igual que yo, gracias a Tea House, muchas personas están cumpliendo un sueño”, dijo.