Daniel León, el niño de 12 años que fue trasplantado de médula ósea en Estados Unidos, regresa al país este sábado 9 de junio, a las 7:57 de la noche, en vuelo de aerolínea Delta, con un pronóstico más que positivo, después de 51 semanas fuera de su patria.
El guerrerito, nos explicó su mamá, doña Zaida Calvo, vuelve a Tiquicia para reincorporarse a su vida normal: volverá a clases (a la escuela Tricolor en Moravia), podrá chirotear con sus compitas del barrio e incluso hasta jugarse una que otra mejenguita.
Los últimos exámenes médicos que le realizaron a Dani, en el Hospital de Niños de Cincinnati, Estados Unidos, confirmaron que el trasplante está pura vida, la médula ósea que tiene trabaja perfectamente y fabrica sus propias defensas, fue por eso que le autorizaron a salir del hospi y a regresar a nuestro país.
“La mayor felicidad que tenemos es que volvemos con Dani en muy estado de salud, gracias a Dios el trasplante fue un éxito. Ahora lo que se viene es mantener los cuidados y darle algunos medicamentos que sí no puede dejar de tomar. Los doctores están muy contentos con su recuperación”, nos dijo doña Zaida.
Arrancar de cero.
Cuenta la familia que el regreso al país es un comenzar de cero sus vidas, porque para irse a Estados Unidos tuvieron que vender todo, la casa, el carro, los muebles, los electrodomésticos, todo. Se fueron con el dinero de esas ventas más todas las ayudas del país, porque el trasplante y toda la hospitalización superaron los 500 millones de colones.
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“No tenemos nada en Costa Rica, estamos como cuando vinimos al mundo, pero con la gran bendición de Dios que nuestro hijo está bien de salud. De nada sirve lo material si Dani hubiese seguido enfermo, por eso vamos un día a la vez. Sabemos que debemos recomenzar, pero no nos da ningún temor, Dios nos ayudará. Lo primero que hay que hacer es buscar trabajo, buscar dónde vivir y comenzar a generar ingresos para comprar todo lo que se necesita”, agregó doña Zaida.
El pasado 17 de octubre, justo 77 días después de haber sido internado y 60 días después de haber recibido el trasplante de médula ósea, a Dani, le dieron permiso los médicos gringos para salir del hospi, solo por un par de horas, para que conociera la habitación que iba a ocupar en la casa Rónald McDonald. Fue su primera salida tras el trasplante.
Un año en Gringolandia.
En febrero anterior, después de un invierno tremendamente frío en Estados Unidos, el sol salió por primera vez y eso alegró mucho al luchador, porque pudo salir de la casa McDonald y se pegó una pequeña vueltilla.
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El pasado 3 de marzo, uno de los sueños del luchador se volvió realidad, como ya avanza muy bien en su recuperación y con permiso de los médicos, el hombre ni lo pensó dos veces para tirarse a pista con patines en línea.
“Estoy deseando comer gallopinto con quesito Turrialba, me faltan los jugos tropical, me hace falta el clima, las playas, los amigos y el resto de mi familia”, nos había contado el propio Dani en marzo pasado.
El guerrero triunfador viajó a Estados Unidos el 18 de junio del 2017 y después de una cirugía que duró 9 horas (el 17 de agosto del 2017, en el Hospital de Niños de Cincinnati) recibió su trasplante de médula.
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La enfermedad de Dani era una anemia conocida como Diamond-Blackfan, o aplasia pura de la serie roja, un padecimiento congénito, algo que no le permitía crear glóbulos rojos en su médula ósea. En el sistema circulatorio los glóbulos rojos son las células encargadas de llevar oxígeno a todo el cuerpo, por eso en 9 años recibió casi 170 transfusiones de sangre.