El Gobierno es como un hogar al que, con los ingresos que recibe anualmente, no le alcanza para comprar el arroz ni los frijoles.
Eso quedó clarísimo con el presupuesto que presentó este jueves a los diputados el ministro de Hacienda, Nogui Acosta, para el 2023.
Para el próximo año, el plan de gastos del Gobierno Central aumentará en casi ¢750.000 millones, y la plata destinada a amortizar la deuda y pagar sus intereses crecen en ¢746.270 millones.
El monto total del presupuesto presentado por el jerarca de Hacienda es de ¢12.266.817 millones (¢12,26 billones), lo que implica un crecimiento del 6,5% en comparación con el 2022, que fue de ¢11,5 billones.
En el nuevo plan de gastos, un 47%, es decir, 47 de cada 100 colones, serán para pagar los préstamos que arrastra el país de administraciones anteriores.
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Pero, ¿qué quiere decir eso en palabras sencillas?
El analista financiero, Daniel Suchar, explicó que esto es como si en una vivienda mamá y papá se pusieran a sacar la cuenta de cuánto dinero necesitarán durante el año para comprar todo lo necesario para sacar adelante a la familia: los uniformes y útiles escolares de los hijos, la comedera, pagar el agua, la luz, los celulares, el Internet, entre otro montón de gastos.
Pero es no es todo, a eso hay que sumarle las deudas que arrastra la familia por el préstamo de la casa y el carro, por ejemplo.
Ahora bien, cuando ya se hace el cálculo de todo lo que se necesita, papá y mamá se dan cuenta de que sumando toda la plata que reciben por sus salarios, los aguinaldos, los salarios escolares y cualquier otra extra que tengan, eso les alcanza para cubrir apenas el 60% del presupuesto y, ¿qué hacen?, pues no les queda más remedio que pedir otro préstamo para cubrir el otro 40%, algo así es lo que le está pasando al Gobierno.
Los ingresos del Estado no son suficientes para sostener las empresas públicas y además hacerle frente a los préstamos, por lo que tiene que acudir a más créditos.
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Falta mucho
El experto en temas económicos dice que este tema no es nuevo, desde hace mucho tiempo Costa Rica depende, en gran medida, de los préstamos.
“El país no está en capacidad y no se vislumbra en un futuro cercano de que la tenga, de dejar de depender de la deuda, para sostenerse necesita estar pegado al grifo o tubo que le da dinero para hacer frente a sus responsabilidades”, manifestó Suchar.
Ahora bien, no todo es malo, el analista financiero dice que la dependencia de la deuda bajó aproximadamente un 5% en comparación con la de este 2022, que fue de un 45%.
“Eso es algo que hay que rescatar, si se lograra bajar cada año un 5% de esa dependencia financiera a la deuda, sería muy bueno para el país”, aseguró el especialista.
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Él fue muy claro en que le Gobierno tiene un gran reto para generar más plata y así mejorar las finanzas del país.
Es fundamental que las instituciones sean más ágiles en la tramitología; eliminen los cuellos de botella, atraigan trabajadores independientes para que formalicen su situación, recauden impuestos de forma más efectiva e, incluso, busquen nuevos ingresos.
“Otra de las cosas que debe hacer el Gobierno es bajar los gastos, así como cuando en la casa se dejan de comprar cosas innecesarias porque la situación económica no va bien, pues entonces de debe buscar por donde socar la faja”.
Suchar dijo que otra de las opciones que tenía el Estado para tener más ingresos era subir los impuestos, lo que vendría a golpear los bolsillos de la población en un momento en la que la inflación ya es muy elevada, por eso las autoridades prefirieron recurrir al endeudamiento.