“No hay almuerzo gratis”, dice una frase del pueblo, pero de veras que al exministro de Hacienda y ahora candidato presidencial Rodrigo Chaves como que se le fue la mano.
El aspirante del Partido Progreso Social Demócrático “invitó” a uno que tendrá lugar este jueves 5 de agosto en el Club Unión, frente al Correo en San José, por el que hay que desembolsar $1.500, nada menos que 932.000 colones.
Quienes se apunten, además del bocadito, podrán oír hablar al candidato y hacerle preguntas sobre las propuestas que tiene para su aventura en la política.
La oferta alborotó reacciones de todo tipo en cuanto la imagen de la invitación comenzó a circular.
El almuerzo, que será de dos horas y quince minutos (de 12:30 a 2:45 p.m.), cuesta lo mismo que poco más de ocho meses de compras de comida y bebidas no alcohólicas para una familia humilde del país integrada por cuatro miembros, según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares.
La Teja buscó al politólogo Sergio Araya para que nos dijera cómo ve él, un experto, la actividad promovida por Chaves.
Nos explicó, para empezar, que estas prácticas no son nuevas en la política nacional, sin embargo, por lo general la invitación a la actividad se les hace llegar nada más a los posibles interesados y parte sin novedad. El resto de la población no se da cuenta.
“Es una práctica que se acostumbra, más que nuestro sistema electoral permite el financiamiento mixto (público - privado) y con una modificación del 2009 toda persona física costarricense pueda aportar todo el dinero que quiera a terceras personas, sin límite, siempre y cuando corresponda con los ingresos acostumbrados en sus finanzas”, explicó Araya.
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En una interpretación que, aclara, podría ser muy personal, ve como un posible error de partido principiante haber hecho pública la invitación al almuerzo.
“Algunos otros partidos con más colmillo, lo hacen sin tanto bombo y más dirigido a los veinte o treinta empresarios a los que les mandan la invitación a sus correos privados”, añadió.
No está claro si el partido puso a circular la imagen. Se sospecha más bien que fue alguien a quien le llegó la invitación.
¿Daña la imagen?
Araya piensa que conocer el costo del almuerzo con el canditato podría causar que se perciba una clara división de clases porque en la situación actual del país no todo el mundo tiene 932.000 para el almuerzo de un día por más que le interese la política o le simpatice el candidato.
“Ese monto está estableciendo un filtro que impide que cierto sector de la ciudadanía, que incluso podría estar más interesado en escuchar sus propuestas, no pueda hacerlo.
“Podría interpretarse incluso como que (el aspirante) está desconectado del entorno y de la situación difícil que estamos viviendo como sociedad, podría afectar su imagen”, dijo el politólogo.
La Teja trató de hablar con Chaves, pero dijo que no se iba a referir al tema más allá de una aclaración que subió el martes en la noche a sus redes sociales.
Plata para campaña
El mensaje dice que como parte de la estrategia de financiamiento de la campaña, están haciendo actividades para recoger plata.
“En este sentido, el almuerzo responde a una acción privada, la cual es una práctica usual y muy normal para financiar de manera honesta, transparente y limpia una campaña política con el apoyo de donantes”, explicó el economista.
Agregó que para el partido, el tema de la transparencia y el manejo de las finanzas es primordial y por eso crearon incluso un fideicomiso (fondo administrado por un tercero).
Esta es una práctica común y transparente en la estrategia de financiamiento de las campañas políticas en el mundo, tal...
Posted by Rodrigo Chaves on Tuesday, August 3, 2021
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En ese mensaje que puso en sus redes sociales, Chaves también dijo que para el famoso almuerzo, la invitación se dirigió a un grupo de personas que previamente han demostrado interés en apoyar el proyecto político que él encabeza y que habían confirmado su asistencia y su intención de contribuir económicamente.
Peeero, alguno de esos posibles comensales habría filtrado la imagen de la invitación al almuerzo que armó el alboroto y puso a más de uno a soñar con las delicias que van a servir.