De nuestra siete provincias, dos tienen nombre de árbol: Guanacaste y Limón.
Y en fechas como esta, ne la que celebramos la anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, vemos comerciales y fotos que muestran árboles de higuerón como si fueran guanacastes.
Nadie sabe dónde comenzó el enredo, pero lo cierto es que se mantiene. Cuando pensamos en un árbol de guanacaste (quizás por la misma confusión) generalmente lo imaginamos frondoso y abundante, pero vamos mal.
Pasa algo parecido con los trajes tradicionales. Vemos que a muchos centros educativos van niños vestidos de “campesinos” con ropas como las que se usaban en el centro del país, no en lo que es hoy Guanacaste.
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El guanacaste tiene las ramas más separadas que un higuerón, su copa es más alta y sus hojas son pequeñitas; su fruto es una vaina dura forma con forma como de oreja. De hecho, el nombre guanacaste viene de la lengua náhuatl: “guautil”, que significa árbol, y “nacaztli” que significa oreja; lo que más o menos quiere decir árbol de las orejas o árbol que escucha.
El higuerón es muy tupido, su copa es achatada y las hojas son grandes en comparación con las del guanacaste; además, su fruto es el higo..
Ayuda al enredo de años y años que en la provincia de Guanacaste hay muchos higuerones y que de largo los dos árboles medio se parecen. Entonces la gente que visita la zona y ve un higuerón bien hermoso en plena pampa de inmediato se mete entre ceja y ceja que es un guanacaste.
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Otra diferencia es que para reproducirlos, el higuerón se siembra con estaca y el guanacaste por medio de semilla.
Ambos se pueden encontrar a no más de 1.500 metros sobre el nivel del mar y son más de clima calentito, pero se pueden encontrar guanacastes, por ejemplo, en la meseta central.