Un par de tenis fue lo único que necesitó un joven asiático y residente de Curridabat para demostrar que querer es poder. A él le donaron una bicicleta debido a que trabajaba repartiendo comida caminando, pues no contaba con ningún tipo de transporte para recorrer las largas distancias.
El joven hacía entregas todas las noches en Escazú y lugares aledaños para obtener un salario.
Y fue gracias a la ayuda que le extendió un compañero de la aplicación que logró obtener una bicicleta para movilizarse.
“En vista de que no se ha topado con la suerte de obtener una bicicleta que se ajuste en medida al compañero chino que les hablé, que trabaja en Uber Eats caminando 2 kilómetros para hacer entregas, y dado que no tiene dinero para comprar una, le quiero ayudar recaudando algo”, escribió Minor Alvarado, un conductor de la empresa en sus redes sociales.
Alvarado se tomó la tarea de cotizar el costo de la bicicleta y recaudó el dinero que le donaron sus compañeros y diversos usuarios de Facebook que colaboraron con la causa.
Gracias a la solidaridad de las personas, se logró recaudar más de ¢80.000 y hace seis días el joven obtuvo su nueva bicicleta.
“Él no habla mucho español, pero a su modo nos agradeció y se puso muy contento porque ya no tenía que caminar más”, destacó Alvarado.
Alvarado además contó que en el local le dejaron la ‘bici’ a un precio bastante económico para que pudiera cumplir la meta de recolección.
El sujeto compartió las fotos de la entrega en sus redes sociales, donde varias personas lo felicitaron por la ejemplar acción.