Ricardo Salgado y Fernanda Rojas son dos ticos muy diferentes, pero que comparten un aspecto en común. Y es que, Ricardo a sus 56 años y Fernanda con 29, forman parte de los ticos que no terminaron el colegio y no obtuvieron su título de bachillerato.
Y si bien usted podría pensar que eso ya no sucede, ya que existen muchas oportunidades para terminar el bachi, la realidad del país es otra.
Según reveló el cuarto Informe del índice de Competitividad Nacional, el 70% de los costarricenses mayores de 25 años no han completado la secundaria.
Eso quiere decir que solo tres de cada diez de los ticos con más de 25 años tienen el bachillerato.
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“Yo saqué el quinto año en el 88. En ese año salió el bachillerato, perdí dos exámenes y nunca me interesé en volver a hacerlos. Al poco tiempo embaracé a la que hoy es mi esposa, al año siguiente me casé y toda la vida me dediqué a la metrología (estudio de la mediciones)“, nos contó Ricardo.
“Hice mi vida, mi casa, y algunos negocios, entonces pensaba que ya no ocupaba el bachillerato para mi parte económica, pero internamente yo quería ser bachiller".
La realidad de Fernanda fue muy diferente. Si bien ella también llegó hasta quinto año, una serie de situaciones como bullying, acoso de parte de un docente de su colegio y problemas de aprendizaje, la alejaron de las aulas.
“El bullying hizo que académicamente fuera en picada a tal punto que ya ni siquiera sentía el ánimo de ir al cole. Por ahí empezó todo", explicó Fernanda.
“Llegué hasta noveno, luego lo empecé a sacar a distancia pero, ¡qué va!, me di cuenta que tenía un problema de aprendizaje. A los 18 años comencé a trabajar, quedé embarazada, entonces ahí quedó″.
Situación crítica
Este informe tiene una única tarea y es medir la competitividad en los 82 cantones del país, para identificar áreas en las que estamos debiendo. Para sorpresa de nadie, la educación es una de las áreas más flojitas del país.
Lo preocupante del informe es que dejó en evidencia la baja escolaridad que hay entre los ticos.
Por ejemplo, fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM), el porcentaje de adultos ticos que han completado el colegio es solo del 25%. Incluso, se podría pensar que dentro de la GAM los números son mejores y no, solo un 36,4% de los adultos completaron el bachillerato.
Un dato que llama muchísimo la atención es que incluso en el cantón de Montes de Oca, que es el que tienen los nieves de escolaridad más altos, solo el 54,6% de adultos terminó el colegio.
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Por el contrario, los cantones con los porcentajes más bajos de adultos con bachillerato son Los Chiles, Río Cuarto, Sarapiquí y Talamanca.
De la mano con lo anterior, el informe reveló que en los cantones en los que es más difícil para los niños acceder al currículum completo de materias, es decir, las materias básicas y alguna que otra especial; son los cantones en los que la escolaridad es más baja.
En este caso, se trata de los cantones de Los Chiles, Talamanca y Guatuso.
Una nueva realidad
Ahora, no crea que por que a Ricardo y a Fernanda les haya ido bien, significa que sea sencillo vivir sin el título de bachiller.
Según cuenta Ricardo, el no tener un título de bachillerato le costó oportunidades de oro para crecer laboralmente y proveer más a su familia.
“Muchas veces me ofrecían cursos fuera del país o amigos míos me decían: ‘traé el título y yo te meto en equis lugar’, y no podía por no tener el bachillerato (...) Me iba bien, pero igual me daba un miedo fracasar”.
Además de las oportunidades perdidas, según contó Fernanda, existe un peso social por ser un adulto sin bachillerato.
“Ahora es muy normal ir a la universidad y cuando uno no va, se siente inferior. La gente lo ve raro”.
En el caso de Ricardo, su punto de quiebre llegó en dos momentos.
“Un día llegué de trabajar y me encontré a mi esposa llorando. Le pregunto qué pasó, en ese momento nuestros hijos estaban en segundo grado, y me dice: ‘es que les mandaron tarea y no sé cómo hacerla'“, recordó con dolor Ricardo.
“En ese momento le dije: ‘esto lo vamos a arreglar de una vez’ y la matriculé en el Instituto Jiménez. En un año sacó el bachillerato, luego cinco licenciaturas, dos maestrías y va a empezar un doctorado".
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“Yo me conformaba diciendo que no tenía carrera pero que había ayudado a mi esposa, pagado colegios, comprado carros aunque, honestamente, quería mi bachillerato, pero me daba pánico perder el examen”.
Luego, con el nacimiento de su nieto, Lucas, y la vergüenza de pensar que él lo iba a ver mal por no terminar el colegio, no lo pensó dos veces y se matriculó.
Hoy, Ricardo logró cumplir su sueño y tras mucho esfuerzo, el pasado mes de noviembre recibió su título de bachillerato, demostrando que la edad nunca es un impedimento para seguir adelante.