Este 2022 que recién acaba fue un año bastante difícil para la economía de los hogares costarricenses, debido a muchos factores.
Uno de ellos fue la variación en el tipo de cambio que a mediados de año subió a niveles históricos como el del 23 de junio que alcanzó los ¢701 por cada dólar. Este 30 de diciembre se encuentra en ¢602.
Por eso, la economista de la Universidad Nacional Roxana Morales recomienda a las familias ser cautelosas en la toma de decisiones para este 2023, donde se vislumbra un panorama incierto debido a la continuidad del conflicto entre Rusia y Ucrania.
“Hay que ser cautelosos, no involucrarse en deudas innecesarias, analizar muy bien si pueden hacer frente a las variaciones del tipo de cambio en caso de adquirir un crédito e incluso en decisiones como aumentar la velocidad de Internet, cambiar el plan del celular o pagar las plataformas de streaming que a veces no se ve ni una película en el mes e igual se debe pagar el servicio”, explicó Morales.
La economista de la UNA recomienda revisar esos gastos y empezar a hacer ahorros para afrontar los costos que aumentan en enero como las mensualidades de las escuelas, colegios o guarderías donde estén sus hijos.
Golpeados
El aumento en el tipo de cambio no solo afectó a quienes tenían préstamos en esa moneda, sino que influye en el cálculo del precio de todos los productos y servicios por lo que vimos que prácticamente todo subió de precio.
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“Los hogares este año han sido golpeados por todo lado, primero los que estaban endeudados han tenido que sacar más plata para pagar sus créditos, tanto en colones como en dólares. Además, su capacidad de consumo se ha reducido porque todo subió y súmele que los salarios no han aumentado y que el 40% de la fuerza de trabajo lo hace en la informalidad por lo que ni siquiera reciben el salario mínimo muchos de ellos y menos aumentos”, explicó Morales.
La economista comentó, además, que el comportamiento atípico del tipo de cambio golpeó a las familias que estaban endeudadas en dólares y que los ajustes del Banco Central en las tasas de interés fue otro golpe porque en algunos casos las cuotas del préstamo aumentaron hasta en ¢100.000, en el caso de vivienda.
Eso hizo que muchas familias perdieran capacidad de pago y los hizo incurrir en morosidad o en la reducción de su calidad de vida al no poder comprar cosas que antes sí podía.
“Este ha sido el año que más ha golpeado a las familias costarricenses en la última década, en donde el precio de los combustibles llegó a niveles históricos de mil colones el litro, algunos productos se dispararon como el aceite y el café y el regreso a la presencialidad aumentó los gastos de transporte de los niños a la escuela, al trabajo y la alimentación”, detalló Morales.
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La aprobación de los eurobonos, la recuperación del turismo y las exportaciones dinámicas contribuirán a la estabilidad del tipo de cambio para el 2023.