Posiblemente no hubo una persona en el planeta que esperara más el eclipse solar del 8 de abril del 2024 que la costarricense Patricia Vindas, vecina de North Dallas, en Texas, Estados Unidos.
Ella es de Concepción de Alajuelita y tiene 8 años de vivir en Estados Unidos. Le aseguramos que es quien más estaba deseando el eclipse porque el 11 de julio de 1991, cuando un eclipse oscureció toda Costa Rica completamente por casi siete minutos, doña Patricia tenía tres meses de embarazo y ni a palos la dejaron verlo.
“Me fui a visitar a mi mamá a Guápiles y me tocó ser una de las embarazadas que encerraron en un cuarto para que ni pudieran asomarse por una ventana a ver el eclipse porque mi bebé podía nacer con una mancha en roja en la cara.
“La gente escucha leyendas que para 1991 hubo muchas embarazadas que escondieron del eclipse, pues bien, aquí estoy, levanto la mano, fui una de esas. No lo pude ver, pero sí lo escuché. Escuché las gallinas cacareando y los gallos cantando, escuché las vacas mugiendo. Como no lo vi puse mucha atención a lo que escuchaba estando en medio de la naturaleza”, recordó doña Patricia.
En 1991 la oscuridad del eclipse arrancó a eso de las 2 de la tarde y finalizó siete minutos después. En la capital los rótulos de los negocios se encendieron y en el campo los animales se inquietaron y hasta hubo zonas en las cuales las gallinas se fueron a dormir al gallinero creyendo que había llegado la noche.
El eclipse solar total de este 2024 ya no fue en Tiquicia sino en Estados Unidos, ya la bebé de tres meses de gestación tiene ahora 32 años y este 8 de abril estaba disfrutando de un paseo por España y doña Patricia pudo, por fin, cumplir su sueño.
“Le soy sincera, ver un eclipse total, así que se me oscureciera todo por varios minutos, era algo que pensé jamás iba a tener una segunda oportunidad en la vida. Me saqué el antojo 33 años después porque en 1991 estaba embarazada y me encerraron en un cuarto”, reconoció.
Al poderlo disfrutar completamente y sabiendo que era un antojo atravesado de años, se preparó muy bien y con su familia armaron un lindo grupo que, incluso, hizo un video con un dron el momento en que North Dallas pasa de la luz a la oscuridad y vuelve la luz.
“Lo disfrutamos demasiado, pasamos en familia, recordando anécdotas de 1991 y contándole a otra gente que ya habíamos vivido algo así en Costa Rica”, aseguró la tica alajueliteña.