Doña María del Carmen Molina Muñoz tiene 71 años y 32 de esos los dedicó a hacer tamales.
Nadie la conoce por el nombre que le pusieron sus papás, todos le dicen Cecilia porque su negocito se llama Fábrica de Tamales Santa Cecilia y se ubica en Aserrí.
“Comencé a hacer tamales para que mis hijos no se murieran de hambre, ellos me lloraban del hambre y no tenía nada que darles, por eso me puse a hacer empanadas primero, después me animé a hacer tamales.
“Jamás olvidaré que la chicharronera de aquí (la Cacique Acserí) fue la primera que tuvo confianza en mis tamales, eso fue hace treinta y dos años, ellos me compraron las primeras diez piñas y les encantó, a partir de ahí arrancó mi negocito”, explicó doña Carmen, o mejor dicho, doña Cecilia, ya que asegura que con ese segundo nombre es como la conoce todo el mundo.
Esta pulseadora jamás se imaginó que aquella desesperada idea para llevar comida a la mesa se convertiría en una de las tamalera más famosas de Aserrí, tanto así que en diciembre vende seis mil tamales diarios.
Para sacar esa titánica tarea emplea a unas 60 personas desde noviembre y hasta el 24 de diciembre, que trabajan desde las 3:30 de la madrugada y hasta las 8 de la noche, en varios turnos.
“Considero que la decisión más inteligente y al mismo tiempo la más delicada, fue cuando pedí hace tres décadas un préstamo de cuatrocientos mil colones, que era un platal, para comprar el equipo que ocupaba para hacer tamales en mayores cantidades. Fue un préstamos a cinco años y lo pagué en dos, gracias a Dios”, recordó.
"¿El secreto de un buen tamal? Amor. Después usar ingredientes de primera calidad para que al final el tamal sea de primerísima calidad. La masa tiene que estar deliciosa porque sino el tamal no sirve para nada”, explicó.
Cuando nos detenemos en la masa del tamal, doña Ceci recuerda que ella sigue supervisando la calidad. Nadie hace nada hasta que ella de el visto bueno a la masa, la cual arregla con ingredientes que mezclan secretos de Guanacaste, porque nació en Hojancha, en el puro bajo del poblado de Río Zapotal, en el distrito de Monte Romo.
Una pizca de sabor ramonense porque su mamá, doña Adilia Zúñiga, era de ese cantón y también saborcito orotinense porque don Jesús Molina, el papá, nació ahí. Y para finalizar, por supuesto, bastante sazón aserriceño porque tiene 46 años de vivir ahí.
¿Por qué con 72 años sigue trabajando?
“Ay mijitico yo trabajo desde los siete años y nunca he dejado de trabajar y eso se lo he enseñado a mis tres hijos (Manuel, Rónald y Kattya) y en eso estoy con mis seis nietos. Yo digo que el trabajo rejuvenece y no hay nada mejor para la vida que trabajar”.
Si quiere tamales de Santa Cecilia llame al 2230-4917 o al 8315-5728. O bien, llegue a Aserrí, 450 metros al sur de la iglesia católica. Son bien sabrosos y lo decimos con autoridad porque los probamos con buena Salsa Tica Tío Pelón y nos supieron deliciosos.