“¡Se siente bien liso y frío!” “Es gorda la mujer”. “¡Ojo! El pie tiene solo cuatro dedos. Ah no, cinco, perdón, ya sentí el dedito pequeñito”. “Esta la siento muy tierna”.
Estas son algunas de las expresiones que Shirley Mora y Ronny Vargas, dos personas no videntes, iban diciendo conforme disfrutaban con sus manos de las esculturas que hay en Chepe del artista costarricense Jorge Jiménez Deredia.
“La gente que ve las debe disfrutar tanates porque se sienten hermosas. Me parece increíble que hayan pensado en nosotros los no videntes. El arte siempre lo vivimos por medio de otras personas que nos describen con su voz lo que tenemos al frente porque las obras tienen un letrero de ‘no tocar’, en verdad que lo estoy disfrutando”, comentó Ronny.
Gracias al Patronato Nacional de Ciegos, nos pusimos en contacto con Shirley, quien es de Desamparados centro y Ronny, vecino de San Sebastián, quienes el pasado jueves 28 de febrero tocaron a placer nueve de las 27 obras de Jiménez Deredia, de la exposición “La Fuerza y la Universalidad de la Esfera”, que se inauguró el pasado 20 de febrero y estará en San José hasta el próximo 14 de julio.
Con las 27 obras elaboradas en mármol, bronce y granito, así como dos exposiciones paralelas en el Museo del Jade y la Cultura Precolombina y en la sala Museo del Oro, perteneciente a los Museos del Banco Central, esta muestra pretende generar una “renovación de valores de nuestra historia profunda”, según el escultor.
Primera vez
“Usted sabe que es la primera vez en mi vida que toco una escultura, me parece maravilloso. Hay una mayor identificación con el artista. Escuché y escuché de las obras de Jiménez Deredia, pero pensé lo mismo que toda la vida, que alguien me las describiría, esta magia de poder tocarlas es otra cosa, estoy demasiado ilusionada”, explicó Shirley.
A eso de las 11:15 de la mañana comenzó el recorrido sobre el bulevar de la avenida central, ahí por el banco Negro, o sea, el Banco de Costa Rica. Cuando uno comienza a subir hacia el este la primera obra que se topa es “Génesis de arrullo”, es de mármol, esa fue el primer contacto con Jiménez Deredia que tuvieron estos dos amigos.
“Se siente como si fuera cemento, pero bien pulidito”. “Es una superficie muy fina, muy rica”. “¡Uy! Que semejantes dedotes y que piernotas”. Iban diciendo ambos al tiempo que nos entregaron sus bastones guía para disfrutar con las dos manos de la calidad y el amor que Deredia le entrega a cada una de sus obras.
“¡Son gorditas muy lindas!”, dijo Shirley.
Frío mágico
A eso del mediodía ya habíamos recorrido con ellos ocho esculturas, cerramos con la novena, una de mármol que está frente a la tienda Ekono sobre bulevar de la avenida central, la que se llama “Génesis de fuerza ancestral.
“¡Esta está fría!”, fue lo primero que dijo Ronny.
“A pesar del sol que está pegando el mármol se mantiene frío. Ve, esas son las experiencias mágicas que uno se pierde cuando no lo dejan tocar una obra de arte, qué me iba a imaginar yo que por más sol fuerte el mármol se mantiene fresco… ha sido un recorrido especial, muy lindo, es un hecho que lo repetiré”, comentó Shirley.
Las nueve obras que tocaron fueron: Génesis de arrullo, Recuerdo profundo, Encuentro, Refugio, Arrullo, Energía atávica, Participación Cósmica, Centinela y Génesis de fuerza ancestral.
El perfecto resumen del compartir de dos personas no videntes con Jorge Jimenez Deredia, lo hizo Ronny.
“Se están rompiendo barreras. El arte siempre lo alejan de nosotros, siempre es una interpretación de terceros lo que disfrutamos, con esta posibilidad de tocar nos hacemos nuestra propia idea e interpretación, eso pasa poco en Costa Rica. El arte es para todos, incluso, nosotros los no videntes… ¡Muchas gracias don Jorge!”.
Inteligencia emocional
Lejos de lo que muchos creen, que al tocar las esculturas las van a ensuciar o desgastar, Jiménez Deredia sin pensarlo dio el permiso.
“Todo el mundo las puede tocar”, dijo el escultor sin poner ningún tipo de restricción.
"El objetivo de la exposición es darle a las personas un mensaje que les permita acercarse a su identidad. En ese acercamiento, el tocar las obras de arte que están en un espacio público para capturar mejor la idea del artista, es una acción comprensible.
“Es también darle confianza a las personas de conocer algo y en mi trabajo encontrarán un símbolo renovado que pertenece a nuestra inteligencia emocional. A lo largo del tiempo en que se mantendrá la exposición, el cuido y limpieza de cada obra está en manos de los funcionarios municipales, quienes semanalmente darán el mantenimiento para mantenerlas en óptimo estado”, nos explicó el escultor.
El objetivo de Jiménez Deredia se cumplió completamente con Shirley y Ronny.
“Mi interés es que las obras puedan ser accesibles a la gente, por esa razón, parte de la experiencia es que el público las pueda tocar, el impacto que esto pueda tener en la obra ha sido tomado en cuenta y se ha considerado que no generará deterioro en las esculturas”, agregó Deredia.
Cuando le contamos al escultor tico la experiencia que disfrutaron nuestros amigos no videntes se le llenó el pecho de orgullo.
“Para mí es una gran emoción saber que Shirley y Ronny hayan podido conocer las formas del arte con sus propias manos. Uno ama lo que conoce y el hecho de que ellos las hayan tocado les permitió que las conocieran profundamente.
La vida nos ha regalado la oportunidad de hacer un viaje con características propias y es muy hermoso que el arte pueda acompañarnos con sus emociones”.