Fernando y Camila, quienes por seguridad no brindaron sus nombres reales, son dos estudiantes de colegio que están en el punto más importante de su desarrollo.
Es un momento en el que la exploración de su sexualidad está a la orden del día y las preguntas son cada vez más frecuentes.
En teoría, para ayudarles a navegar este mar de dudas, el Ministerio de Educación Pública (MEP), desde el 2012 y hasta el 2024, ha estado impartiendo el Programa de Afectividad y Sexualidad Integral.
Pero, en los últimos días han dado muchísimo de qué hablar, luego de que tomaron la decisión de suspender estos cursos.
Por esa razón, quisimos hablar, directamente y con el permiso de sus padres, con los estudiantes que reciben este curso, para que nos cuenten de primera mano, si se les impone la ideología de género y se les habla de juguetes sexuales.
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Sin ideología
En el caso de Fernando, quien tiene 14 años y asiste a un colegio en la capital, según nos explicó, en ningún momento, les han tan siquiera mencionado las diferentes orientaciones sexual y, mucho menos, hablar de juguetes sexuales.
Por el contrario, en realidad, su experiencia ha sido bastante ralita. En especial, si consideramos que, en su caso, se supone que deberían recibir este curso una vez a la semana y, el año pasado, solo recibieron tres lecciones.
En estas lecciones, los cursos están enfocados únicamente en la prevención del embarazo y la educación sobre enfermedades de transmisión sexual, nada sobre ideología de género.
“Nos cuentan más sobre cómo cuidarse y sobre las enfermedades que hay de por medio”, explicó.
“No nos cuentan, por ejemplo, de los requisitos que una persona tiene que tener para tener un bebé, como la estabilidad económica y demás”.
Según dio a entender, se trata de clases con una presentación en las que les van enseñando fotografías de las diferentes enfermedades y cuáles son sus síntomas.
En el caso de Camila, quien tiene 17 años y asiste a un colegio en zona rural, quizás por su edad, sí han abordado temas como las diferentes orientaciones sexuales, pero muy por encima.
“Más o menos, o sea, sí nos lo han mencionado y me han hablado de los diferentes tipos que hay, como las lesbianas y demás, pero hasta ahí”, contó.
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Mientras que temas como los juguetes sexuales, ni se acercan a aparecer en las clases.
“No, la verdad es que no, nunca he escuchado nunca sobre los juguetes sexuales”, agregó Camila.
Necesario
Ahora, si bien ambas experiencias han tenido enfoques distintos, algo en lo que ambos están de acuerdo es que estos cursos son importantes, ya que no solo les dan herramientas para saber cómo navegar su sexualidad, sino que también porque les brinda un espacio libre de prejuicios, en los que pueden hacer esas preguntas que, tal vez, les daría pena hacerle a sus papás.
“La verdad es que a nosotros, bueno, al menos a mí, me dio curiosidad”, dijo Fernando.
“Siento que un profesional nos puede brindar más información, un poco más detallada que los padres de familia, aunque no me daría vergüenza hablarlo con mis papás”.
Camila piensa similar.
“Siento que con mis papás sería, dependiendo de la confianza que tenga, un poco incómodo”.
“Sin embargo, en el colegio para mí ya es algo normal, porque ha sido algo que los profesores han hecho de una forma que no es incómoda para mí”, explicó.
“Si ella (la profesora) ve que algún estudiante se siente incómodo, siempre ha dicho que si tenemos dudas o queremos preguntar algo, al final de la clase podemos ir a buscarla”.
En la opinión de estos dos adolescentes, estas guías son un espacio seguro en el que pueden explorar y hacer muchas preguntas.
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“A mí me gustaría que nos enseñaran cómo tiene que estar uno preparado para tener relaciones sexuales y que se hable de la parte más emocional y de la afectividad”, pidió Fernando.
“Porque una persona que vemos que no tiene estabilidad económica, que no tiene trabajo, no puede estar teniendo relaciones, no puede tener un bebé a tan temprana edad”.
“La verdad es que nunca sentí miedo, si no que fue algo bueno. Para la juventud de hoy en día es algo que se tiene que hablar, porque ayuda a evitar embarazos en la adolescencia y enfermedades”, dijo Camila.
“Por eso nunca tuve problema ni mis papás para eso. Yo sí escuchaba de otras personas que decían que las mamás les decían, que no querían que entrara”, confesó la joven.