En Cedral de Cajón, en Pérez Zeledón, vive doña Marta Mora Vega, de 63 años y a quien le dicen cariñosamente la enciclopedia.
La llaman así porque nunca se cansa de aprender y lograr títulos. De hecho, ahora está metida en la producción de flores comestibles junto con cuatro vecinas.
La vida la ha enseñado a aprender. Es una guerrera que nunca deja de luchar e ir hacia adelante.
Sacó el sexto grado en Guácimo de Pérez Zeledón, pero no pudo ir al colegio porque el papá abandonó la familia cuando nació el décimo hijo; como ella es la mayor, le tocó trabajar en casas para ayudarle a su mamá, Albertina Vega.
Está casada con don Carlos Mora, con quien tiene 6 hijos y 4 nietos. Fue cuando sus hijos crecieron que comenzó a aprender todo lo que se le pusiera en el camino.
Comenzó con abono orgánico a base de lombrices californianas, siguió con un invernadero en el cual sembró culantro y lechuga, entre otras hortalizas, que vende en el mercado de Cajón, un pueblo cercano al parque nacional Chirripó.
Poco a poco se dio cuenta de que era buena para aprender y comenzó a llevar cursos para fortalecer la producción de sus cultivos. “Si quiere voy adentro a traer los títulos, es que no me acuerdo cuántos tengo, son como veinticinco, creo que más”, nos dijo muy satisfecha.
Con lo sabido se lanzó a poner un vivero de 5 mil metros cuadrados en el cual siembra plantas aromáticas, brócoli, coliflor, tomate, repollo. “Todo lo que pueda porque el clima de la zona ayuda mucho”, asegura.
No le tiene miedo a nada. Cuando tenía nada más tres gallinitas, apareció la oportunidad de aprovechar una donación del Gobierno de Alemania por casi dos millones de colones y ahora tiene 65 gallinas y los domingos vende huevos en la Zona de los Santos y por medio de las redes sociales.
La llegada de la pandemia, como en todo lado, afectó lo que venía haciendo y hubo que hacer ajustes.
“Ya no podíamos ir a donde los clientes y entonces me tocó arrancar de cero en el aprendizaje de las redes sociales, tengo un hijo que trabaja en Amazon y tuvo la paciencia de explicarme y rapidito estaba vendiendo mis cultivos y los huevos por Facebook y WhatsApp.
“No nos ha ido mal durante la pandemia, tuvimos que adaptarnos y así lo hicimos en la familia. También tuvimos que producir cosas diferentes para ir arrimando ingresitos y salir adelante”, comenta doña Marta.
Entre esas producciones diferentes están las flores comestibles. Doña Marta se unió con cinco vecinas --Yorleny Solano, Adriana Díaz, Melissa Mora y Rosemary Amador-- e hicieron nacer la empresita.
Las siembran entre 14 y 21 grados de temperatura en Cedral de Cajón y de alguna forma son pioneras porque esta actividad no es común en Costa Rica, aunque podría serlo en el futuro según la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER).
Bueno, ¿y cuáles son las flores que se pueden comer? Ellas siembran clavelinas, claveles, petunias, pensamientos, geranios, gerberas torenias, dragón, teresitas y margaritas. Las tienen en invernaderos para controlar mejor las plagas.
Un mes después de plantadas ya pueden empezar con la cosecha y como las cuidan tan bien, estas maticas florecen todo el año.
Madre Selva
El proyecto de las empunchadas mujeres se llama Madre Selva y va de la mano con la Cooperativa de Productores Agroindustriales de Cedral de Cajón (COOPECEDRAL R.L.).
Esa unión les permite comercializar sus productos en pastelerías y hoteles cinco estrellas (en estos utilizan las flores para preparar ensaladas, platos fuertes, postres y cocteles).
“Garantizar que sea un producto cien por ciento orgánico y comestible nos llevó a aprender y producir el lombricompost o abono orgánico en nuestras casas. Lo fabricamos con cáscaras de huevo, verduras y frutas además de broza de café, necesaria para combatir plagas”, comenta Marta.
“Este proyecto inició antes de la pandemia y luego de dos años ha tomado fuerza”, añade.
Dice Melissa Mora, una de las involucradas, que a todas les enorgullece saber que las flores que cultivan dan color y sabor a platillos nacionales e internacionales que se preparan en reconocidos hoteles de la zona.
Madre Selva recibe el apoyo del Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (INFOCOOP), que está muy interesado en motivar y apoyar el desarrollo de la línea de negocios de las flores comestibles liderado por asociadas a COOPECEDRAL R.L.