En cuanto supo que existía en Facebook una página llamada Boyeotico, dedicada a los boyeros y a su historia, don Víctor Sánchez Jiménez, hoy de 78 años, entendió que debía aprender a usar aparatos modernos.
Él es boyero de cepa y fue hace 12 años cuando supo de Boyeotico. Se sorprendió al ver fotos, textos y videos relacionados con los boyeros del país. Lo malo era que no podía hacer mucho para estar al tanto porque no sabía ni encender una compu, menos de esas vainas de las redes sociales.
Boyeotico fue abierta en el 2007 con mucho amor por el administrador de empresas y consultor en temas de desarrollo, educación y derechos humanos en niñez Alejandro Guevara Muñoz.
Él se enamoró de la carreta y de los bueyes por influencia de su abuelita paterna, doña Victoria Arguedas, quien vivía en el centro de Atenas. Cuando ella lo mandaba a hacer mandados, él se iba a esperar las carretas, que ya le fascinaban. Y hasta la fecha.
A ponerle
Bien, el asunto es que don Víctor no se quedó con el antojo cuando supo de Boyeotico.
Gracias a un curso básico de computación del Instituto Nacional de Aprendizaje, tres meses después cumplió su sueño y por fin pudo carretear de un lado pa’ otro en la página.
Eso le llenó el corazón porque la carreta y los bueyes han sido su chochera y sus herramientas de toda la vida.
El protagonista de esta historia nació en el puritico corazón de las montañas de Hojancha, Guanacaste.
Vino al mundo un 31 de diciembre, pero como su papá llegó tapis a inscribirlo ante el policía de la comunidad, le entendieron que había dicho 21; por eso para el Registro Civil tiene diez días “de feria”.
Una frase lo retrata de pies a cabeza: “nací en carreta, muchacho, con dos bueyes a los lados”.
Listo, todo claro. “Soy criado a puro buey, caballo, carreta, campo y amor por la agricultura”, agregó.
“Los bueyes y la carreta los he usado toda mi vida para todo: para arar la tierra, jalar siembras, cargar la cosecha… ¡y hasta Cruz Roja ha hecho mi carreta! Por supuesto, me ha tocado ponerla bien hermosa para salir a pasear”, cuenta orgulloso.
“Gracias a mi abuelo que se fue a meter a las montañas de San Ramón porque la llanura guanacasteca era muy caliente para él, aprendí a tenerle amor al campo y a los animales. Es una herencia que toda mi vida he respetado”, nos contó.
Don Víctor está bien pochotón y sigue enamorado del campo, su yunta, su carreta y, por supuesto, de la jefa: doña Miriam Quirós, su esposa y quien comparte ese amor incondicional por todo lo que tenga que ver con boyeros.
Por estos días de covid-19 don Víctor se cuida y no sale. Claro, ha pasado más que feliz porque como ya hasta tiene su propia página de Facebook --Víctor Sánchez Jiménez-- sube y comparte fotos cada vez que puede.
Atrás quedaron los días de nervios por no saber nada de tecnología o redes sociales. Ahora hace Facebook para atrás y para adelante y lo usa --ojo-- en el celu o en una tableta chuza que se compró para ver pura vida las fotos de bueyes.
Palomo y Cholo
Ni se le ocurra pensar que como ahora usa redes sociales le pasó la de los carajillos y pasa pegado al teléfono. ¡Qué va!, don Víctor es de otra madera.
Si usted lo visita, en San Isidro de Heredia, le va a presentar a Palomo y a Cholo, los bueyes de cinco años, mezcla de las razas brahman e india que tiene desde hace cuatro años.
Para esa yunta cuenta con dos carretas y dos cureñas. ¿Sabe usted qué es una cureña?
Don Víctor y la página Boyeotico nos lo explican: es una carreta más pequeña, sin cajón, con una estructura en forma de i griega (de horqueta) que sirve para jalar leña y tucas.
La pandemia le tiene frenada una de las actividades que más le gustan, los desfiles de boyeros. Es puntual en los de Cañas, Miramar y Santa Cruz, en Guana.
Una celebración que lo vuelve loco es una tradición con más de 475 años: el desfile de la pica e’ leña, que se realiza en Nicoya para honrar a la virgen de Guadalupe cada noviembre.
Romero
Por si queda alguna duda de la calidad de boyero que es don Víctor, vea esto: ha hecho cuatro veces, ya con setenta y resto de años, la romería desde San Vito de Coto Brus hasta la basílica de Los Ángeles con su carreta y sus bueyes.
“¿Vos sabés algo?, que los bueyes le dan a uno mucha condición física, por eso estoy como un carajillo de quince años (dice riendo). Incluso por estos días de pandemia he hecho bueyadas (arrancar montaña adentro con la carreta y los animales) desde Cartago hasta la Zona de Los Santos.
“Son tres días volando pata, claro, duerme uno en pueblitos como San Cristóbal Norte. Es lindísimo, me encantan esas salidas”, explica don Víctor, quien nos dejó muy claro que va a estar esperando esta nota en el Facebook de Boyeotico.