“¡Feliz Día del Padre!”, se escuchará este domingazo 18 de junio en miles de hogares costarricenses. Algunos tatas lo oirán por primera vez, otros ya están acostumbrados y también tenemos a don José Flores Flores, quien a sus 115 años lo ha escuchado por más de 95 años seguidos.
Quisimos hablar con el que podría ser el papá de casi cualquier costarricense vivo hoy día. A don José lo encontramos un poquito tocadito de salud, ya que el pasado lunes le pusieron la vacuna contra la influenza y lo revolcó por 24 horas.
Don José nació el 11 de julio del 1907 en Las Lajas de Cañas, en Guanacaste. Pero desde ya hace un buen pocotón de años vive en Santa Rosa de Pocosol, en San Carlos.
A pesar de que la vacuna contra la influenza lo quiso tumbar, 24 horas después se levantó como toda la vida: positivo, alegre y caminando para que el cuerpo no se entuma, como él mismo dice.
Una de sus 8 hijos, María Gerardina, nos contó el pasado martes 13 de junio que su tata se levantó ese día ya recuperado y caminando de aquí para allá como todos los días y eso la tenía a ella muy contenta.
Los otros siete hijos son: José Alberto, Carlos Luis, Wilberth, Gerardo, Martha Lorena, Maritza y Sandra. Tiene 20 nietos y 16 bisnietos.
Nos contó, y de esto que no se de cuenta todavía don José, que para este Día del Padre le van a celebrar con un buen arroz con pollo y en familia. “A él le gusta mucho cuando nos reunimos para celebrarle, por eso los hijos que tiene en Quepos vienen a visitarlo”, aseguró.
LEA MÁS: Costa Rica saca pecho con sus superabuelos
El día del papito se topa a don José como un roble. Todos los días se levanta de madrugada y no perdona un buen plato de gallopinto con su jarro de café, mucho mejor si sele puede arrimar un poquitico de natilla, de cuajada y un par de tortillas. “El gallopinto no me puede faltar en las mañanas”, dice con tremenda alegría.
Cuando quisimos hacerle chota porque lo tumbó la vacuna de la Influenza, nos dejó calladiticos al recordarnos que eso no era nada porque le ha dado dos veces covid-19 y en las dos ganó de sobra la batalla. Nos ganó la vacilada.
Sobre los Días del Padre, no recuerda alguno en especial porque todos para él tienen su lindo momento. “Lo que sí me encanta de este día es que puedo compartir con bastante familia y siempre es lindo estar con los seres queridos”, dice.
Lo de ser el tico con mayor edad, le deja esa tarea a Dios. “Dios es el que me tiene aquí, él sabrá hasta cuándo. Agradezco la vida que he vivido, no me quejo”, siempre le ha dicho a su familia y amigos.
No hay secretos para los casitico 116 años. “Siento que está en la alimentación, en comer sano. También en nunca dejar de trabajar y estar en movimiento”, nos contó su hija María que él siempre ha dicho. “El trabajo es salud, si dejara de trabajar seguro me descochero”, dijo él.
LEA MÁS: Estos alimentos son la clave para envejecer de forma saludable
Dentro de lo que este papá, abuelo y bisabuelo agradece a sus 115 años es que logró tener la oportunidad para estudiar sobre cultivos a pesar de que no pudo terminar la escuela.
Eso nos hizo recordar el 2017, cuando con 110 años se convirtió en el alumno de más edad del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
“Su edad no le impide poner atención a las instrucciones del docente, así como trabajar con la pala, desyerbar, sembrar, fumigar y realizar todas las actividades propias del curso que el INA imparte en el Centro de Atención Integral de la Persona Adulta Mayor (CAI) de Santa Rosa de Pocosol.
Asegura con mucho orgullo que los únicos títulos que ha recibido en su vida son del INA: hace 8 años se graduó de Métodos y Técnicas de Motivación, luego Agricultura Orgánica y ahora Cultivo de Hortalizas. “Yo quiero seguir aprendiendo”, le dijo don José al INA en aquel 2017.
Siempre recuerda que comenzó como agricultor desde los seis años y en más de una ocasión ha asegurado que su abuelita paterna murió cuando tenía 135 años.
Se casó con Ofelia Arias Badilla y tuvieron 16 hijos, ocho de los cuales ya fallecieron. Participó en la Guerra Civil de 1948.
Lastimosamente la organización internacional Grupo de Investigación en Gerontología no reconoce oficialmente los 116 años de don José, a pesar de que así consta en el Registro Civil.
Si esta organización lo hubiese reconocido entonces este roble tico sería justo en estos momentos el hombre más longevo sobre el planeta Tierra ya que ese puesto lo tiene actualmente el venezolano Juan Vicente Pérez, quien tiene 114 años.